El escritor Antonio Muñoz Molina colgó el cartel de no queda ni una silla libre en el Aula Magna de la Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca. El académico impartió este lunes una conferencia, ‘La invención y el azar’ dentro de la programación del máster en Literatura Española e Hispanoamericana, que se imparte en el Estudio Salmantino.
Antes de comenzar la charla, el escritor tuvo un encuentro con los periodistas en el que habló de la censura, autocensura, las redes sociales y la tilde en el solo. En cuento a modificar los clásicos para que el lector no se ‘ofenda’ por ‘encontrarse’ ante otros valores que no son los que imperan en la sociedad del siglo XXI, Muñoz Molina lo tienen muy claro. “Es pensar que las personas no somos adultos, que no podemos leer un texto del pasado y no podemos ponernos en el lugar de que, en otra época, ha habido valores distintos y que los valores están muy mezclados. Si estás en contra la censura, estás contra todas las censuras», manifestó el escritor de El invierno en Lisboa.
En este idea, incidió en la necesidad de huir de la censura. “No podríamos leer a casi nadie, porque resulta que los valores de otra época no son los de la nuestra. Entonces, nosotros, como lectores responsables, e incluyo a los niños, sabemos perfectamente calibrar qué es lo que hay de valor en una obra del pasado y qué es donde no lo hay. Pero censurar, y además censurar en nombre de una causa justa, no me parece. No hay causa justa que se defienda con la censura”, puntualizó el escritor.
Eso sí, no quiso ahondar en que la actual sea un época de censura, ni España un país que la sufra. “Lo que hay es mucha cortapisa y muchas coacciones sobre la libertad de expresión, a la creación, y de una manera relativa. Es decir, en una sociedad democrática avanzada, esa censura o esas cortapisas son limitadas. Nosotros no nos podemos quejar”, apuntó Muñoz Molina.
Al menos, no de algo que vaya más allá de un cierto condicionamiento público. “El único peligro que se corre es la coacción de las redes sociales o cosas así”, insinuó, reconociendo que él no las mira “nunca”. “Yo, cuando era muy joven, viví en una dictadura. Entonces, en una democracia, yo no voy a consentir que me calle nadie”, matizó, descartando así por completo la autocensura. “Ahí cada cual tiene que tener el coraje. Con autocensura no hay verdadera creación. Pero eso depende del valor de cada cual”, concluyó.
Por último, sobre el uso de la tilde en la palabra ‘solo’, Muñoz Molina restó importancia. «En un principio, todos somos muy conservadores con respecto a la ortografía. El reflejo que tenemos todos ante un cambio es espantarnos, porque es así. Pero, en este caso, yo no creo que sea tan escandaloso. Se puso esa norma, al principio me chocó, pero luego me acostumbré a ella y no le veo ningún problema”, añadió.
Para Muñoz Molina se ha exagerado mucho en la supuesta división entre académicos creadores y no creadores que no es tal, desde su punto de vista. “Yo esas divisiones no me las creo porque todos somos creadores de la lengua, todos los que la cultivamos. Lo que se ha permitido es que si el que escribe cree que hay peligro de ambigüedad, que pueda usarla. A mí eso me parece innecesario, por bueno, qué vamos a hacer”, concluyó el autor de El jinete polaco.