Hay quien considera que el nueve es el número de la perfección, del amor universal, la eternidad, la fe.
A quien posee como número personal el 9 (eso de sumar día, mes y año y reducirlo a una cifra), se le atribuye la capacidad de desenvolverse bien en cualquier área, de querer hacer del mundo un lugar mejor, de generar ayuda.
A nivel espiritual, se habla de compasividad, de la habilidad de interpretar una misma situación desde diferentes perspectivas, que son altruistas, nobles y andan cargados de generosidad.
Según la numerología angelical, el 9 es la señal de que debemos aprovechar las oportunidades que se nos presentan y que tras ellas nos caerá un saco lleno de alegría. También te obliga, pues buenos son tanto el nueve como los ángeles. A ayudar, a mancharte las manos de solidaridad. También tiene premio, serás mejor persona.
El “nones”, el yang, el fuego, la mutabilidad, Marte como planeta regente, Aries y Escorpio si buscas al final del periódico, el martes de la semana, color blanco, lo activo, lo peligroso, lo conflictivo, la determinación. Lo excéntrico, lo valiente, lo emotivo, lo dinámico, lo exuberante, lo liberal.
El compañero, la intensidad, puras alucinaciones. El idealismo, la consciencia, lo social, la espiritualidad, el altruismo.
En el lado malo que todas las cosas tienen, irrealismo, dependencia y vicio.
El 9 es un alfa y un omega. Un viaje completo, ya que tan pronto como se apaga, un nuevo ciclo comienza desde el 1.
Para la cultura china, el nueve es el número de las esferas celestes, representa el buen augurio. Para la japonesa, lo contrario. El nueve. Un número. O una fecha. O un período…
Y un montón de significados, confieso que encontrados en la red y traspasados a este espacio tecla mediante sin mayor reflexión, en los que ni creo ni dejo de creer. Porque o sí o no, dos personas cuyo número sea el mismo, van a comportarse de igual manera, van a sentirse de igual manera ni van a ver las mismas oportunidades, circunstancias, etc. O quizá sí, qué más da…
Pero esta semana había que tratar del 9. Porque esta semana hace nueve años de algo que hace nueve años no era nada. Y en esos nueve años, te prometo, doy fe, que ha habido muchas de todas esas cosas descritas más arriba en éste tendal que me presta sus pinzas para secar mis ideas.
9 años, caray… Felicidades y gracias. A ti. A todos. Para Lira.