Opinión

Incongruencias y procesiones

La Hermandad Universitaria y el público contemplando el paso procesional.

La Petri, vecina peculiar donde las haya, me contó un día que era comunista porque para salvar el pellejo de su abuelo en la posguerra, la familia tuvo que comprar a un juez fachoide con lo que pudo sacarse de vender la hacienda.

El ateísmo de la Petri viene de aquel tiempo en el que según ella un cura de su pueblo delató a varios vecinos izquierdistas, de los cuales algunos desaparecieron por esas zanjas de la vergüenza que exhalan -¡que asco!- el grito más desgarrador que pueda emitir la injusticia.

El caso es que ayer mismo me la encontré en el portal de la casa con la ropa recién adecentada de la tintorería, pues según ella para salir en la procesión una debe ir con cierta disposición y elegancia. 

-Pero, ¿no fardas de que no quieres saber nada de la Iglesia?

-Y seguiré toda la vida pensando lo mismo. Yo salgo por tradición, porque mi madre era devota de la virgen y porque me gustan las procesiones. Vamos, que no me pierdo una.

-Pero eso es una incongruencia… (la Petri no me dejó terminar la frase para saltar como una escopeta floja de muelles).

-Incongruencia es lo que hacéis todos los beatos que salís prometiendo silencios cuando vais cascando y más pendientes de las aceras que del camino.

-Y, ¿en qué piensas cuando sales en la procesión?

-En nada, porque no creo en nada. Voy viendo a la gente que por cierto es muy divertido. Eso sí, no creo, pero cuando me despido de la Virgen le doy las gracias por cuidarme y le prometo que al año siguiente volveré con mi vela…

En cierto modo la Petri tiene razón en algunas cosas, como siempre. Seguro que miles de personas de las que presencian las procesiones (aunque no pisan una iglesia) lo hacen acompañando a niños que disfrutan con la música y las estéticas que conforman los desfiles procesionales. Si a esto unimos la atracción que tienen las imágenes artísticas, es fácil entender que un público heterogéneo disfrute desde diversas perspectivas con toda la gama de atractivos que tiene un desfile procesional.

Si nos hacernos la pregunta sobre el número de cofrades que pueden estar cumpliendo con sus obligaciones como católicos dentro de la Iglesia, es mejor, por mantener nuestra hipocresía arraigada, no saber la respuesta.

Y ya metidos en harina, para qué plantearnos si es más preocupante que las calles acojan, presenciando procesiones, a los no creyentes o si quienes decimos serlo, solo tenemos como referencia cristiana la procesión que nos reúne unas horas cerca de la imagen religiosa de turno una vez al año.

Claro que entonces aparece el recuerdo del sacerdote y antropólogo Francisco Rodríguez Pascual, cuando nos decía que, si a través de la cultura y la tradición alguien se pone un capirote, ¿quién podría saber o juzgar el íntimo sentimiento que puede producirse en algún momento de la caminata penitente?

-Y siempre, (apostillaba) hay que respetar el derecho de quien estando bautizado se une a una cofradía.

Otra historia distinta es comprobar como la cosa político-turística en esta Semana Santa (¿la mejor del mundo?) se ha metido en vena como cosa necesaria para seguir tirando. Pero de esto ya hablaremos después de celebrar la Pascua, que mejor es para tal menester la fiesta que el velatorio.

5 comentarios en «Incongruencias y procesiones»

  1. Lo peor de todo es ver a tanto fariseo procesionando, que no entienden ni de perdón, ni de caridad cristiana, ni de hermandad, ni humildad… Solo conocen la soberbia de quienes creen estar en posesión de la verdad y desde ese pedestal se erigen en jueces de todo lo que acontece a su alrededor, y reparten la bilis que sale desde lo más profundo de su ser y que proviene del rincón donde habita la envidia y la soberbia, sin caer en la cuenta de que esto los califica moral y cristianamente.
    CRISTO perdonó, acogió, y sufrió por nosotros y así es nuestra forma de responderle, desde la palabra amarga y agria hacia todo el que no comulga con el pensamiento único que algunos parecen pretender imponer.
    Habría que hacérselo mirar

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    • Qué es eso de que “Cristo perdonó, acogió y sufrió por nosotros…”, Eso es parte de una historieta que se han montado en los últimos años cuatro “vivos” (la gran empresa De la Iglesia), para vivir del cuento. Nada,absolutamente nada, de las leyendas que han compuesto autores cientos de años después del tiempo de sus relatos, es veríficable, y las gentes, han vivido angustiadas y han abierto sus bolsos para que metieran sus manos quienes se han proclamado “ministros”de ese señor que usted menciona. Desgraciadamente parece que el infierno que predican tampoco existe (al menos, no hay ninguna prueba de ello), porque si no, todos estos espabilaos irían de patitas pá dentro. Y de las procesiones, que decir: Pan y Circo.

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    • No entiendo que tiene que ver Bilbilis con todo esto, ni tan siquiera si en Calatayud hay procesiones. Y seguimos sin ninguna señal ni prueba de los cuentos con los que desde pequeños nos intentan comer el tarro, repito, NINGUNA. ¿O tal vez debemos esperar que una cohorte de Ángeles y Arcángeles vengan a vernos un día de estos?.

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