Ana Obregón fue una de las personas famosas que defendió con uñas y dientes, el que no se pudieran sacar fotografías o imágenes de menores en las revistas o en programas de televisión, debido al acoso y derribo que sufría ella cuando iba con su hijo Aless -todos recordamos la imagen del niño comiéndose a mordiscos un micrófono- y lo consiguió.
Ana Obregón lideró aquella noble causa y desde entonces no se podían sacar imágenes de niños, famosos y anónimos, hasta que no hubieran cumplido la mayoría de edad o hubiera una autorización expresa por parte de los progenitores o tutores del menor.
Los hijos de famosos tenían 18 años para transitar libremente por las calles, porque salvo los que los conocieran por circunstancias familiares, de colegio o vecindad, el resto no los reconocía.
¡Fantástico, Ana por este logro! Al igual que la entereza que demostrarte con la enfermedad de tu hijo Aless. Tanto al comunicar el cáncer que padecía, como el sufrimiento durante el tratamiento, la alegría al ver que se recuraba, la frustración de la recaída y el dolor de la pérdida.
Todos, debido al circo que son las campanadas de final de año, hemos visto como te ibas recuperando. Incluso se perdonaban las exageradas muestras de dolor, porque es contra natura la pérdida de un hijo. No hay una palabra, sabiendo que es tan rico el lenguaje, que pueda expresar esa ausencia.
Ana Obregón formaba parte de la empatía que se podía tener por una madre o padre que pierde a un hijo.
Los profesionales de la prensa del corazón, de aquellos años ochenta y noventa, quizá la época más gloriosa de la prensa del colorín, la denominaron y ella misma también lo hacía: Antoñita ‘La Fantástica’.
Ahora, no sé como la llamaría, porque Antoñita ‘La Fantástica’ se queda corto. Aquella viejos gladiadores de la cámara y la pluma nunca hubieran sospechado que Ana Obregón hiciera un triple salto mortal hacía atrás, con triple tirabuzón y todas las acrobacias posibles.
Ya en su momento, les pareció que rizaba el rizo con la muerte de Fernando Martín, del que ella siempre había dicho que era el hombre de su vida, que se iban a casar y demás películas que la familia del malogrado jugador de baloncesto no confirmó nunca.
¿Qué tienen la muerte para Ana Obregón?
Después de tres años de duelo por la muerte de su hijo Aless. Sorprende a todo el mundo anunciando, desde una revista, que ha sido madre por medio de un vientre de alquiler en Miami, Estados Unidos. Sale del hospital con pulsera y en silla de ruedas, cual recién parida.
Se prepara en España lo que no está escrito. Incluso, se llega al Congreso de los Diputados la gestación subrogada.
Durante estos ocho días, se especuló sobre quién era el donante. Muchos susurros anunciaban que era Aless, el hijo muerto hace tres años, el donante con el que se había fecundado el vientre alquilado.
La incógnita se resolvió en una portada. Otra vez. Previo pago. Ella posa con una niña. Se le ve perfectamente la cara a la bebé. ¿Para qué tanto, Ana? ¿Luchaste tanto por la intimidad de tu hijo y ahora expones antes las ventanas del mundo, porque está en internet, la cara de tu nieta? ¿Qué le vas a decir a los fotógrafos cuando pasees con el carrito del bebé? ¿Qué les vas a decir cuándo lleves al parque a tu nieta y quieran sacarle fotografías?
Afortunadamente para tu nieta, las leyes en España la amparan por ser menor de que sea fotografiada por un profesional, que pueda comercializar con esa imagen. Otra cosa es lo que haga la abuela de la criatura.
