Trabajo a destajo el que hicieron la casi 20 de bomberos -voluntarios y profesionales- de los cinco parques, Ciudad Rodrigo, Béjar, Tamames, Lumbrales y Salamanca, que acudieron este Jueves Santo a sofocar el incendio de las siete casas en La Alberca.
Trabajo a destajo porque desde que se dio el aviso hasta que llegó la primera dotación de bomberos pasaron unos 40 minutos. Las carreteras de acceso a La Alberca son ajustadas y tienen la dificultad añadida del serpenteo del trazado. A lo que hay que sumar la conducción de un camión.
Al llegar a La Alberca se encontraron con calles estrechas de difícil acceso e imposible llegar hasta el origen del fuego con los camiones. Subidos a los tejados, al igual que los vecinos que colaboraron en la extinción, los bomberos de Ciudad Rodrigo se pusieron en un costado del fuego y esperaron a que llegaran las dotaciones de Tamames y Béjar, que se colocaron en el otro costado, para delimitar el fuego y, de este modo, no se pasara a las siguientes manzanas.
“El peligro que tienen estos fuegos es que la llama va por dentro, se pasa de una viga a otra y no se ve, por lo que es difícil apagarlo”, explica uno de los profesionales.
Lo que sienten los bomberos es impotencia, porque no pueden hacer más que perimetrar el incendio y que no avance. Afortunadamente, esta mañana de Viernes Santo, el fuego ha quedado extinguido, gracias a que durante toda la noche, varias dotaciones han estado trabajando para apagar vigas y maderas que pudieran estar prendidas.
Los inmuebles dañados, tres viviendas abandonadas acabaron completamente destruidas pasto de las llamas. Además, cuatro de las construcciones eran patios, y tres de ellas estaban habitadas por alquiler vacacional, lo cual obligó a desalojar a siete personas.
Aún se desconoce el motivo por el que se originaron las primeras llamas en una vivienda en mal estado, que se encontraba deshabitada, a las 17.48 horas en la calle Pedragal, en pleno casco histórico del municipio declarado Conjunto Histórico Artístico de España desde el año 1940.
La situación afectó de lleno al municipio, que se encontraba plagado de turistas y de curiosos que se acercaron al origen del fuego en la tarde del Jueves Santo.
Fotografía. Vicente/ICAL.
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