[dropcap]S[/dropcap]i a alguien le quedaba alguna duda de que España es un país visceralmente católico, no tiene más que ver el abundante uso que nuestra clase política hace del sacramento de la penitencia. Perdón, dice el Presidente del Gobierno, he metido la pata con toda esta gente y su desmedido amor al dinero, y a pasar página. Perdón, dice Esperanza Aguirre, esa experta en selección de recursos humanos, he nombrado para cargos a un montón de ladrones y se han llevado hasta el último duro, y aquí paz y allá gloria. Perdón, dice Tomás Gómez, el tipo que era mi brazo derecho me ha salido con la mano larga, dos lagrimitas y otra cosa, mariposa.
[pull_quote_left]Tengan cuidado, señores, porque se acercan las urnas, precedidas de algunas encuestas que dicen que el cabreo de la sociedad ya ha encontrado un canal, y empieza a ser probable que la penitencia sea más dura de lo que esperan.[/pull_quote_left]¿En qué máster de feria ha aprendido esta gente el concepto de responsabilidad política? Cuando uno comete un error aún puede decir que se le dé otra oportunidad, cuando se acumulan, y cuando encima no parecen errores sino otra cosa mucho más pertinaz, rezar tres Padrenuestros y dos Avemarías ya no deja limpio el expediente. Tengan cuidado, señores, porque se acercan las urnas, precedidas de algunas encuestas que dicen que el cabreo de la sociedad ya ha encontrado un canal, y empieza a ser probable que la penitencia sea más dura de lo que esperan.
Hagan memoria. Hubo un rey hace poco que pidió perdón, y resultó que no era suficiente. Y se está demostrando que dejar paso a otro ha sido una buena solución. Aquí hay mucha gente que tiene que ir dejando paso a otros. No caben siquiera en estas líneas. Aún es tiempo.
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