Rugía el Puente Romano en ambas orillas y eso que ya eran más de las 20.30 horas. Batucada, baile, conversaciones animadas, cánticos y mucha diversión.
La buena temperatura ha propiciado que la fiesta se alargara hasta más allá de la puesta de sol. Los jóvenes se han concentrado en los alrededores del Puente Romano.
Por su parte, las familias han optado por los parques y las zonas deportivas de la ribera del Tormes.
Por último, más tranquilo el público que se acercó a ver a los grupos folclóricos al escenario del parque Elio Antonio de Nebrija.
Salamanca entera ha disfrutado de su gran fiesta, la del Lunes de Aguas, que es sin duda la fiesta más charra. Una de las tradiciones, asentada desde el siglo XVI cuando las meretrices tenían que abandonar la ciudad en las semanas más santas del año, para volver con la primavera y ser recibidas por los estudiantes.
Es lo que tiene que Salamanca sea desde hace más de ocho siglos ciudad universitaria.