Caja Rural de Salamanca ha celebrado este viernes 21 de abril su Asamblea General, como corresponde cada año según sus estatutos, tras haber convocado y celebrado las juntas preparatorias en las que los socios y socias designaron a los distintos delegados, aprobándose por unanimidad la gestión y las cuentas anuales del ejercicio 2022.
Tanto en el discurso del presidente de la entidad, Ernesto Moronta, como en el análisis de los datos económicos por parte de la directora general, Isabel Martín, ha estado presente la palabra “crecimiento”. Un crecimiento necesario para poder llegar cada vez a más personas y así prestar un servicio esencial a la sociedad en las tres provincias donde tienen oficinas físicas, Ávila, Valladolid y principalmente Salamanca.
Ernesto Moronta dio las gracias a los trabajadores de la Caja, tanto a aquellas personas que están en las oficinas y atienden día a día a los clientes, como a aquellas que están en servicios centrales y que con su trabajo facilitan un excelente servicio.
La entidad celebra los buenos resultados obtenidos, cumpliendo su objetivo de crecimiento con un resultado bruto de 9,06 millones de euros, un 23,29% más respecto al año anterior, siendo el mejor de su historia debido principalmente al aumento de la inversión crediticia en un 11,85%, situándola muy por encima de la media del sistema financiero, llegando a los 634 millones de euros. El resultado después de impuestos en el ejercicio 2022 es de 6,97 millones de euros, con un incremento de un 24,09%.
El volumen de negocio, que engloba tanto la inversión crediticia como los depósitos de la clientela y los recursos de terceros captados fuera de balance, ha alcanzado la cifra de 2.100 millones de euros, suponiendo un crecimiento del 6,40% respecto al ejercicio anterior.
Los depósitos de la clientela ascienden a 1.125 millones de euros, con un aumento de un 4,69% respecto del ejercicio anterior, gracias a la confianza que los clientes tienen en la entidad.
La solidez y robustez financiera de Caja Rural de Salamanca quedan reflejadas en su ratio de morosidad, que cerró 2022 en un 1,92%, cifra inferior al 2,14% de 2021. En el mismo sentido, destacar también una ratio de solvencia CET1 de un 22,75%.
La entidad consigue mejorar su cuota de mercado conjugando los últimos desarrollos tecnológicos en sus canales digitales y la atención física personalizada en sus oficinas. Estos datos demuestran la adaptación de la entidad financiera a las necesidades de las diferentes tipologías de clientes, todo ello sin cerrar oficinas y dando un servicio presencial.
Respecto al tema social, la entidad da continuidad a los diferentes convenios existentes tanto con ONGs, clubs deportivos apoyando el deporte base, acciones formativas y colaborando con diferentes asociaciones socioculturales, patrocinios y donativos ante situaciones de vulnerabilidad y catástrofes humanitarias. Todo ello integrado dentro de su Política de Sostenibilidad, siguiendo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (con criterios ASG).
A nivel interno, ha renovado su plan de igualdad constatando una igualdad de género dentro de la empresa, la no existencia de brecha salarial y la búsqueda de una conciliación cada vez más necesaria. Como dato, el 52% de la plantilla son mujeres. Caja Rural de Salamanca firmó en 2022 la Carta de la Diversidad de la Unión Europea, alcanzando un compromiso más en igualdad.