Cruz Roja Castilla y León atendió a un total de 130.475 personas en 2022 a través de diferentes proyectos, centros y servicios, lo que supone 3.000 menos que el año anterior por la menor intensidad de la pandemia del COVID, con una media de casi ocho intervenciones por individuo. El grueso de los beneficiarios es el colectivo de las personas mayores y sus cuidadores, que representaron el 27 por ciento del total, seguido de las personas en extrema vulnerabilidad (19 por ciento) y jóvenes.
Ical.- El 2022 fue un año que, según el todavía presidente autonómico de Cruz Roja, José Varela, estuvo marcado por el conflicto en Ucrania y la llegada de personas refugiadas de esa nacionalidad a la Comunidad, pero también por la escala de precios, tanto de la energía como de los productos de la cesta de la compra. Pese a ello, las personas en situación de extrema vulnerabilidad cayeron un 24 por ciento, en comparación con el ejercicio 2021, hasta las 25.263. Una caída que está relacionada con el cambio de la forma de trabajar con este colectivo.
“Ahora, somos más integrales en la respuesta y las ayudas que se prestan cuestan un poco más. Ha habido una bajada pero la entidad también ha atendido muchas personas a través del plan Cruz Roja Reacciona para ser proactivo en la ayuda y dar una respuesta directa, inmediata y cercana ante la crisis provocada por la pandemia”, subrayó la coordinadora de la ONG, Eva Fernández. Un plan que contó con 1,2 millones de fondos propios en Castilla y León, de los que una buena parte fue para trabajar en la capacitación de los usuarios a largo plazo.
Eso sí, no hubo cambios en cuanto a la tipología de las ayudas para las familias con escasos recursos económicos ya que las destinadas a luchar contra la pobreza energética, entre los que se incluyen el pago de los suministros, significaron el 40 por ciento del total. Le siguió la compra de alimentos, que se canalizó, de nuevo, con la entrega de tarjetas, los productos de higiene y otros gastos relacionados con la vivienda.
Además, según la memoria consultada por la Agencia Ical, el año pasado tuvo la ola de incendios forestales que asoló la Comunidad en verano y que requirió la actuación de Cruz Roja en materia de emergencia y socorro. Hasta el punto que las acciones en este ámbito se dispararon un 85 por ciento, hasta las 4.604, aunque se pudieron atender gracias a que la entidad tenía “bastante engrasada” esta área. Fernández reconoció que el fuego “devastador” afectó sobre todo a mayores, con problemas de movilidad y enfermos crónicos, que requirieron apoyo psicosocial ante el riesgo de perder sus casas o el sustento económico de los agricultores y ganaderos. La coordinadora autonómica significó que Cruz Roja llegó a tener hasta seis albergues en funcionamiento de manera simultánea en Castilla y León.
Ante estas adversidades, Eva Fernández reconoció que la entidad pensaba que el 2022 iba a ser el año de la recuperación y vuelta a la normalidad, tras la pandemia del COVID pero la guerra de Ucrania, con la atención de 1.554 personas desplazadas de ese país, y los incendios forestales pusieron a prueba la capacidad de respuesta de la organización. Por su parte Varela, que aprovechó la presentación de la memoria anual para despedirse de la Presidencia de Cruz Roja Castellana tras 12 años y 57 años como voluntario, destacó que la entidad hizo frente a situaciones “sobrevenidas” y algunas “inéditas”.
Los ucranianos que llegaron a la Comunidad también han tenido su impacto en el área de Inclusión Social, que sufrió un incremento del seis por ciento para atender el desplazamiento de personas.
También destacó el crecimiento del doce por ciento de las personas atendidas desde el área de Educación. Algo que está relacionado en la importancia que da Cruz Roja a la formación como una herramienta “clave” para favorecer la autonomía y empoderamiento de personas vulnerables.
Por otra parte, Cruz Roja en Castilla y León señaló que además de la intervención con 130.475 personas diferentes, se actuó también con 69.953 personas que participaron en actividades presenciales de sensibilización e información (de salud, alimentación saludable, prevención de VIH y prevención de violencia de género, entre otras). A estas cifras hay que sumar las personas beneficiarias en los 17 proyectos de cooperación internacional desarrollados en ocho países que Cruz Roja en Castilla y León impulsa. Son proyectos de cooperación al desarrollo, ayuda humanitaria y educación que suponen un gran impulso para los países que los acogen.
En cuanto a los colectivos atendidos, la vuelta a la normalidad tras la pandemia también repercutió en el perfil de los beneficiarios. Aumentó el número de inmigrantes (+36 por ciento), solicitantes de asilo y refugio (151 por ciento), mayores y cuidadores (+17 por ciento) atendidos. También se incrementaron las mujeres en dificultad social (+23 por ciento), desempleadas y en precariedad laboral (+17 por ciento), personas con discapacidad (+18 por ciento) y con problemas de salud (+25 por ciento). Y aunque de forma menos significativa, también subieron las personas atendidas pertenecientes al colectivo de infancia (+9 por ciento) y al de personas reclusas y exreclusas (+10 por ciento). Por su parte, caen las personas atendidas del colectivo jóvenes (-12 por ciento) y también la actividad con población general (-38 por ciento).
Varela aprovechó su última rueda de prensa para agradecer la labor de los 14.139 voluntarios y 92.847 socios que hicieron posible en 2022 que la organización humanitaria llegase a cada vez más personas y que lo puedan hacer desde la cercanía que nos da poder atender desde 154 municipios en toda la Comunidad. En este sentido, destacó la capilaridad de la entidad al contar con 80 asambleas, de las que 38 están en localidades de menos de 5.000 habitantes.
Retos 2023
De cara al año 2023, Varela apuntó que Cruz Roja continuará con su línea de trabajo de favorecer la autonomía, la libertad y la dignidad de las personas más vulnerables pero también atender emergencias humanitarias y medioambientales, sin olvidar el plan Reacciona para hacer frente a la crisis económica y hará un especial esfuerzo en proyectos de empleo y formación. La coordinadora autonómica reconoció que el empleo es la “mejor” herramienta para lograr la autonomía por su capacidad transformadora. De ahí que valorara la importancia de las alianzas con las empresas que confían en el plan de empleo de Cruz Roja y que el año pasado ascendió a 1.031, con la previsión de aumentar en los próximos ejercicios.
En paralelo, se impulsará la estrategia institucional de la entidad con la España Despoblada. El objetivo en Castilla y León será multiplicar la llegada de Cruz Roja a todos los pueblos de la Comunidad con un fuerte foco en los municipios menores de cien habitantes en situación de despoblación (653 en Castilla y León) para lo que ha dispuesto 1,1 millones de fondos propios.
Asimismo, Cruz Roja seguirá impulsando la innovación y la tecnología humanitaria al servicio de los cuidados y la autonomía de las personas mayores a través de distintos proyectos.
Por último, continuará el compromiso con el medio ambiente de la entidad y el desarrollo de un área específica, con el objetivo cero huella de carbono. Para ello, se trabajará para que el cambio del parque móvil y la eficiencia de las sedes, con la instalación de placas solares.