[dropcap]T[/dropcap]ejares tampoco tenía escultura, y consideramos con los vecinos que se la debíamos dedicar a la Virgen de la Salud. En este pueblo-barrio existió un templo dedicado a una diosa romana. Con la cristianización se trasformó en devoción a la Virgen, en su advocación de la Salud.
En pleno barrio adquirimos unos terrenos a una institución religiosa y en su suelo realizamos un bello jardín. Cerca de la iglesia y en los terrenos de la antigua cárcel del pueblo, Valeriano Hernández esculpió una imagen de la Virgen de la Salud.
La escultura es un reflejo exacto de la que se encuentra en el templo. Se colocó sobre un pedestal alto para poderla divisar desde todos los puntos del parque del Cañón. El 28 de mayo de 1994, coincidiendo con la festividad de la Virgen de la Salud, inauguramos la imagen acompañados de la totalidad del pueblo.
Esta escultura a la Virgen de la Salud me reconcilió con una romería muy querida por los salmantinos. De pequeño, acompañado de mis padres y hermanos, asistía a la fiesta de Tejares. Comprábamos avellanas, comíamos churros, merendábamos a la orilla del Tormes y así, felices, pasábamos la tarde festiva, al igual que la gran mayoría de familias salmantinas. Son recuerdos difíciles de borrar para los ojos de un niño.
En las escalerillas del templo, como si de una exposición se tratara, se apiñaban los enfermos, tullidos y malformados de todo tipo pidiendo una limosna para sobrellevar su discapacidad. Mi profesión médica me llevó por el camino del tratamiento de las discapacidades, y han sido muchas las veces que me ha asaltado aquella visión patética y medieval de las escaleras del templo de la Salud.
En el barrio de San Bernardo fueron surgiendo esculturas auspiciadas por su asociación de vecinos, ASAMBER. Su empeño ha logrado convertir sus calles y jardines en un museo contemporáneo al aire libre. Ángel Mateos, los profesores de la escuela de Artes y Oficios, Genaro de No, Amable Diego, alumnos y profesores de la Facultad de Bellas Artes y otros muchos artistas han aportado sus obras altruistamente para decorar un barrio que puede presumir de ser un exponente del arte de vanguardia en la calle.
En 1983, Ángel Mateos donó una escultura al barrio, y en 1984 los profesores de la escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos realizaron una obra que colocaron en la Plaza de las Cigüeñas. Fui invitado a su inauguración y me sorprendió el dinamismo de los vecinos en su empeño por embellecer y decorar sus espacios comunes.
Ángel Mateos expuso en el cauce del Tormes unas esculturas de hierro de gran tamaño, pintadas en vivos colores. Fue el comentario de los salamantinos desde el 19 de octubre hasta el 30 de noviembre de 1984. Sin duda, asistimos a una muestra única.
Las piezas estaban sumergidas en parte y se movían al paso de la corriente del agua. Los 14 cubos de distinto tamaño conformaron una visión original y provocadora que no dejó a nadie indiferente. Gran parte de esta exposición adorna en la actualidad espacios del municipio de Morille.