Opinión

De hospitales…

Moncho Campos mirando por la ventana del hospital. Fotografía. Pablo de la Peña.

No había vivido yo esta experiencia humana de ingresar unos días en el Hospital. He sido tratado magníficamente por todos los trabajadores de la salud. ¡Qué trabajo tan digno y tan vocacionado…! Doy muchas gracias.

La enfermedad –cualquiera- nos recuerda nuestra vulnerabilidad: de un momento a otro la vida te da un giro, tus seguridades y proyectos se vienen abajo, en la habitación que te ponen pierdes tu identidad y tu puesto en la sociedad. Ya no controlas tu existencia, tienes que entregarte a las manos y atenciones de otros. Ya no te sientes tú, no te llevas, el esquema personal y familiar cambia. Dependes de otros. Te quedas sin valores, sin ataduras. La soledad te invade, percibes el paso de las horas pero sin seguridades de futuro.

Las visitas, el móvil, los compañeros enfermos, el discurrir del día te entretienen… pero tu hondón está vacío,  imposible mantener las esperanzas, nadie es capaz de caminar con tu corazón, pendiente tan solo de los resultados de las pruebas, de la eficacia de los fármacos, de las miradas silenciosas de cuantos te cuidan.

Se te clarea la vida con sus debilidades e incertidumbres, hasta el amor se define y se muestra verdadero. Desde la cama o el sillón descubres lo importante de lo que haces y las personas que te son imprescindibles. La enfermedad es una buena terapia para aprender a irse, a relativizar cosas y acciones secundarias e intrascendentes a las que solemos dedicar demasiada energía y tiempo.

Yo he vivido estos días con mucha paz, con resiliencia humanizada y apoyada en la fe y en lo espiritual, obedeciendo y colaborando con el equipo médico. Y con mucho silencio interior, a fin de cuentas somos llevados por la corriente de la vida y no podemos enfrentarnos a nuestra realidad.

Recordaba estos día una plegaria de T. de Chardin que me aporta mucha serenidad:

“Y cuando sobre mi cuerpo
y más aún sobre mi espíritu
empieza a apuntar el desgaste de la edad,
en el minuto doloroso
en que repentinamente me dé cuenta
que estoy enfermo y me hago viejo,
en ésa hora sombría
haz que mi fe sea lo bastante fuerte
para comprender que eres Tú
el que dolorosamente separa las fibras de mi ser
para penetrar hasta la médula de mi sustancia
y exaltarme en Ti…”

2 comentarios en «De hospitales…»

  1. Moncho gracias por esas palabras alentadoras a mis compañeros eres grande como persona y tú experiencia y palabras espero le sirvan a muchos .Gracias !!!

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  2. Gracias Moncho por tu ayuda y darnos una lección más ante la enfermedad y el desgaste que nuestro cuerpo va teniendo con la edad , los años van pasando y no nos damos cuenta hasta que falla algún órgano , me alegro mucho que estés recuperando . ??

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