Llega una nueva forma de vivir en Salamanca

Los nuevos modelos de vivienda han llegado a Salamanca y actualmente ya hay varios proyectos funcionando, tanto de coliving como de cohousing. En estas modalidades se centra la atención en lo común y el contacto entre los residentes, con la mejora que esto supone para la sociabilización y las relaciones interpersonales. 

Tanto el coliving como el cohousing son dos de los nuevos modelos de vivienda que han ido ganando popularidad en los últimos años. En ambos casos, lo común adquiere una gran importancia, existiendo un equilibrio entre la privacidad y la convivencia entre los residentes. Si bien existen ciertas diferencias entre ellos.

Por un lado, el cohousing es un modelo de residencia permanente, en el que los vecinos poseen el derecho de uso de la vivienda.

Uno de estos ejemplos en Salamanca es Ciudad Futuro, que lleva en funcionamiento desde finales de 2019, tal y como explica su director Manuel Benito a La Crónica de Salamanca.

Existen varios tipos de cohousing y mientras que algunos pueden llegar a ser “cooperativas en las que la propiedad es de esa asociación”. En otros casos, como en Ciudad Futuro, “se trata de un tipo de cohousing en el que los residentes pueden tanto comprar como alquilar una vivienda. Además, pueden disfrutar de zonas comunes, como biblioteca, sala de actos múltiples, piscina, gimnasio, zonas de juego, si alguien necesita algún tipo de servicio o asistencia, se le puede proporcionar, etc.”.

En estos casos, el “precio medio para la compra de un piso con dos dormitorios y plaza de garaje ronda los 160.000€”, mientras que el alquiler “está entre los 600€ y 650€”. Benito también aclara que Ciudad Futuro se trata de un “senior resort living”, destinado a mayores de 50 años. No obstante, matiza, los hay también intergeneracionales o para jóvenes.

Por su parte, el coliving está más pensado como residencia temporal y como una “alternativa a los alquileres tradicionales, pero en concepto más ‘hotel’, con servicios”.

Salamanca cuenta con alguna residencia de este tipo, como Mi Casa Inn, que abrió en agosto del pasado año. Allí, los residentes “cuentan con una habitación y baño individuales”, a lo que se añaden “numerosas zonas comunes, como cocina, salas de juegos, gimnasio, etc.”, señala su director Diego Cuesta.

Este tipo de vivienda está destinado “sobre todo a jóvenes” pero, “no hay límite de edad”, matiza. “Generalmente quien busca una residencia temporal suelen ser estudiantes. También tenemos bastantes trabajadores que vienen a rotar al hospital. Pero el enfoque siempre suele ser gente joven”, reconoce.

Respecto al precio, las habitaciones más baratas están disponibles por 499€ al mes y pueden variar en función de los servicios que solicite el cliente “hasta unos 650-700€ al mes”. “En el precio del alojamiento se incluyen todos los gastos de agua, gas, luz o las actividades que organizamos. Además, ofrecemos extras como catering, limpieza de la habitación, lavandería,…”, aclara.

Tanto en el cohousing como en el coliving, los espacios y zonas comunes son una parte fundamental, convirtiéndose en la principal ventaja de estos modelos, algo en lo que coinciden tanto Benito como Cuesta.

Los dos directores también se muestran de acuerdo en que “no hay inconvenientes”. “Al contar con amplias zonas comunes se mejoran las relaciones entre los vecinos, se crean vínculos más estrechos, se ayudan unos a otros… Te sientes acompañado, es como un pequeño pueblo”, indica Benito.

Sin embargo, este aspecto cobra aún mayor importancia en el coliving, donde además de las zonas comunes, los servicios también tienen un mayor protagonismo.

Además, “realizamos actividades, fomentando aún más la comunidad de grupo y facilitando el hecho de sociabilizar y hacer amigos”, argumenta Cuesta. Otra ventaja que señala es la “multiculturalidad”.

Finalmente, ambos proyectos son de “carácter privado” y aunque “en Salamanca han crecido bastante estos modelos en los últimos años, podría haber más si hubiera algún tipo de ayuda pública que los fomentase”, apuntan.