Víctror Rodríguez, gerente de la Cooperativa de agricultores y ganaderos salmantinos Copasa, ha mostrado su preocupación por la situación que atraviesa el sector primario actualmente. Sin embargo, con motivo de la celebración de la asamblea general de la cooperativa, ha señalado que Copasa goza de buena salud, habiendo obtenido un beneficio de más de 1,2 millones de euros durante el pasado año.
¿Cómo ha ido el año para Copasa?
La cooperativa ha ido bien, ha crecido en cuanto a actividad y en fabricación de pienso, que es la principal para nosotros, casi un 9%. En facturación un 52%, que es muchísimo, pero en gran medida se debe al mayor coste de los productos, en este caso de los piensos. Asimismo, el beneficio final después de impuestos ha sido de algo más de 1,2 millones de euros. En definitiva, la salud económica y la solvencia de la cooperativa va bien, y todas las inversiones que se habían hecho estos años de atrás se están consolidando y están rindiendo como se esperaba.
¿Cuáles han sido los principales proyectos que se han llevado a cabo?
El principal es la fábrica de piensos, que se puso en marcha en 2018. Cinco años después y tras una inversión de 9 millones de euros, está muy consolidada y se produce a tres turnos. Además, se adquirió una segunda fábrica más pequeña en Santa Marta, que después de las obras de reforma y ampliación también está consolidando su rendimiento. Por otro, se hizo un cebadero de cerdos grande en El Arco, operativo desde finales de 2021, además de otro cebadero de terneros. Este último, con capacidad para 300 plazas, se construyó en 2022 en la finca de Santibáñez del Río.
¿Cuáles quedan pendientes?
Lo principal es consolidar todo lo que tenemos. Si bien el proyecto estrella para este año y que arrancará este mismo mes de mayo, es la construcción de un cebadero para terneros de 600 plazas con intención de ampliarlo a 1.200 en un futuro, en el municipio de Villarmayor, en la carretera de Vitigudino.
¿Y en cuanto a investigación?
Tenemos varias cosas en marcha. Por un lado, Civex, que consiste en geolocalizar cada efectivo del rebaño -vacuno- en tiempo real en la finca del ganadero, transmitiendo un aviso en el momento de parto. Todo ello mediante dispositivos y aplicación de tecnologías de la comunicación. Este proyecto acabó oficialmente y ahora lo hemos incorporado en otra convocatoria, que aún no está resuelta. Si recibimos el apoyo institucional continuaremos con él para conseguir algo que pueda ser comercializable.
Por otro lado, está Fodivire, también pendiente de aprobación, y que trata de monitorizar y procesar los gases que se producen en las granjas de porcino. De esta manera se minimizan o prácticamente se eliminan las emisiones de gases nocivos y de efecto invernadero. Además, como se basa en un cultivo de algas, cuando dicho cultivo absorbe los gases, produce un fertilizante de alto valor biológico. También seguimos con el ITACyL en un proyecto de gestión de forrajes que estén adaptados a nuestro suelo y a nuestro clima lo más posible.
¿Cómo ve la situación en el campo?
Es muy complicada y está muy comprometida. Son muchos los factores que están incidiendo. El principal ahora mismo y el que nos agobia realmente es la climatología. La sequía, ya el año pasado, pero sobre todo este, está afectando muy gravemente. A esto hay que añadir la carestía de las materias primas y, por tanto, de los piensos y los forrajes, los combustibles y la energía, los tipos de interés, etc. También hay que mencionar las grandes exigencias medioambientales, las limitaciones al movimiento, la nueva PAC o las crisis sanitarias, como la tuberculosis en el ganado vacuno o la vacunación obligatoria de la lengua azul. Todos estos factores han hecho muy complicada la vida del sector agrario.
Otro de los principales problemas son la rentabilidad y la viabilidad. Porque cuando no ganas dinero, puedes abandonar la actividad, y eso puede suponer un grave problema para la sociedad en general. En España actualmente el sector agroalimentario, que es pujante y tiene muchísimo peso en las exportaciones, está comprometido, precisamente porque la rentabilidad está en entredicho. Si no conseguimos trasladar un mayor precio al final de la cadena por los costes de producción, lo tenemos complicado.
Hablaba de la nueva PAC, ¿qué puede decir al respecto?
Hace falta una cierta revisión de la PAC, pero también de otras normativas. Nos impacta muchísimo por las nuevas exigencias, que son muchas veces difíciles de comprender y no van en un sentido productivo de mejora de la calidad, sino que están pensadas un poco desde lejos.
Entonces, ¿cree que las leyes que afectan al sector agropecuario deberían hacerse ‘desde el campo’?
Sería fundamental. Y ahí hay que dar un paso que hasta ahora se ha dado de una forma un poco dudosa. Al igual que, por ejemplo, las leyes de la Sanidad deben hacerlas quienes tengan conocimientos, experiencia sobre sanidad y conocen el sector.
¿Qué le hace falta al sector?
En primer lugar, hay cambiar un poco el chip general y no pensar solamente en un tema medioambiental y de conservación, sino unir esto a un carácter productivo, de incorporación de nuevas tecnologías, de abrirse a la ciencia y de pensar en producir más y mejor calidad. La población mundial sigue creciendo y tenemos una tarea por delante que es alimentar al mundo. España es un país muy bien situado para poder ser un puntal en ese tema. No nos peguemos un tiro en el pie.
En la misma línea, no hay que poner tantas trabas y no poner tan difícil este tema. También hay que asegurar que se pueda acceder a financiación para garantizar la supervivencia, porque cuando una explotación cierra, no vuelve a abrir. Por otro lado, hay que buscar alternativas, actividades complementarias, diversificar su actividad…
¿Qué soluciones proponen?
El cooperativismo es una de ellas, ya que estas asociaciones ofrecen una serie de herramientas para evitar esos males que acechan al campo. También la incorporación de nuevas tecnologías y la aplicación de la investigación, que logran una mayor productividad, ayudan a hacer un uso más eficiente del agua o lograr la explotación más sostenible ambientalmente, por ejemplo. Todo esto se puede conseguir y cada vez hay más herramientas para ello.
¿Se valora lo suficiente el trabajo de agricultores y ganaderos?
No, es un hecho que no se valora suficiente. Se valoró en la pandemia, todos lo vimos. Porque faltó de casi todo, pero no alimentos. Además, fueron de calidad, en cantidad suficiente y a un precio muy razonable. Entonces sí que hubo un reconocimiento, pero pasado ese periodo la sociedad está bastante alejada del sector primario. En parte es responsabilidad nuestra, porque también debemos hacer algo para comunicar mejor lo que hacemos, que se nos conozca, que se vea la tarea diaria y que se valore un poco más.
¿Es importante la incorporación de los jóvenes al sector?
Es básica. El relevo generacional tiene que producirse. Hace falta gente con nuevos proyectos, capaz manejar e implementar las nuevas tecnologías… Porque a determinada edad piensas más en dejar la actividad que en emprender nuevas cosas. Si conseguimos que la actividad sea realmente rentable, habrá relevo generacional, que ya se está produciendo, pero en mucha menor medida de lo deseable.
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