Qué diría usted si un lugar es considerado como mágico para la poesía y está cerrado, abandonado y herido de muerte desde que unos compraron la parte superior para especular y otros para hacer una piscifactoría sin tener en cuenta este emblemático valor y para más inri, nunca funcionó.
Aquí la dejadez es completamente compartida.
Empezamos por el estado español que permitió el desaguisado y seguimos con la Confederación Hidrográfica del Duero que no hace nada por eliminar el hormigón vertido sobre el río Tormes y que nos impide pasar por sus orillas como está establecido por ley.
Seguimos con la Junta de Castilla y León que desde que se constituyó el Consejo de Castilla y León en 1978 no ha hecho nunca nada para exigir, para expropiar los terrenos y edificios de este emblemático lugar de la comunidad, único y sin par por el que pasaron los poetas más ensalzados en español y rehabilitar todo el entorno para dejarlo como cuando Fray Luis lo admiraba desde lo alto con su «por mi mano tengo plantado un huerto…»
Y terminamos con el Ayuntamiento de Cabrerizos al que pertenece este espacio y mira para otro lado en lugar de hacer las reclamaciones oportunas en los juzgados, ya que esto sólo pasa aquí y es de ‘juzgado de guardia’.
Salamanca podría recuperar su capitalidad cultural arrebata por Pucela haciendo el III Congreso Internacional de Poesía y haciendo que se entregara el Premio de Poesía Iberoamericana en esa semana en lugar de entregarse en Madrid. Vendrían muchos poetas y Salamanca brillaría como nunca en todo el mundo.
¿A qué esperamos?, ¿cincuenta años más?
Quizás para entonces Fray Luis de León, Garcilaso, Don Miguel, Don Jacinto y tantos otros nos estén recitando sus versos en el cielo.
Por. José Luis Salamanca