«Huele mal» o «¡Qué mal huele!» Son algunas de las frases que se escuchan al pasear por la acera del puente Enrique Estevan, la más próxima a la gasolinera.
El motivo es el agua putrefacta que se retiene en este lado del río. Ramas secas y maleza han hecho un ‘dique’ natural que el agua del Tormes, muy suave en esta orilla, no consigue arrastrar, por lo que la suciedad se va acumulando hasta convertirse en podredumbre.
Hay una capa de grasa, polvo acumulado, tapones de plástico, tapaderas, plásticos de diversos tamaños y colores,… Este puente está muy transitado por ciudadanos y turistas, ya que entre el Enrique Estevan y el Puente Romano se puede obtener la ‘postal’ de Salamanca, con las catedrales reflejadas en la balsa de agua tranquila que se acumula antes de llegar a la pesquera.
1 comentario en «Agua putrefacta en el Enrique Estevan»
La nueva corporación se está pensando poner un puesto de pesca para los turistas.Claro que ellos por aquí no vienen.