Si de algo estoy segura es de hay que borrar del diccionario algunas palabras que deberían de buscar otras aplicaciones u otras connotaciones. Sobre todo, cuando se aplican en algunos ámbitos como el escolar.
Nunca vi con buenos ojos ciertas campañas que se empeñan en ‘catalogar’ a niños y mayores de lo que no son. Tampoco las características que se ponen a quienes son victimas de acoso escolar.
Llevo años oyendo esos perfiles por los que se rigen quienes tratan de quitarse ‘el marrón de encima’ porque no da el perfil de victima o de acosador. No existen perfiles. Eso tiene que quedar muy claro a quienes se lavan la conciencia con frasecitas que no ayudan a acabar con todo esto.
Cansadita estoy ya de oír y ver en ciertos cursos y ponencias a quienes se supone que dicen ser ‘expertos’ y hablan de la debilidad de las víctimas de ésta y de otras violencias.
Dicen por estas tierras tan taurinas, aunque yo no lo sea, que “bien se ven los toros desde la barrera“. Así es. No me puede provocar más rabia oír hablar a quien no ha pasado por nada de esto, de debilidades, cuando realmente deberían hablar de fortalezas y eso voy a hacer yo desde aquí.
Las fortalezas que tienen supervivientes de cualquier maltrato no se comentan y sin embargo hablamos de débiles, baja autoestima, introvertidos y una larga lista de palabras que acaban de hundir más a quienes lo leen y se pueden ver reflejados en ello.
No se destaca esa gran empatía que tienen, esas ganas de ayudar a otros mientras cargan con su cruz. No se dice que lloran, cuando ven el sufrimiento de los demás y que detectan lo que otros ojos no ven o no quieren ver. Que se levantan todos los días sabiendo que en muchos casos su vida, estará acompañada de pastillas y de visitas a hospitales o consultas.
No se habla de los ruidos que acompañan sus noches, ni de los sobresaltos que sienten cuando en la otra esquina ven a quienes les han robado su infancia. No se habla de los fantasmas que sienten cuando pasan por la puerta de ese colegio que entre sus cuatro paredes le atormentó día a día, pero hablamos de debilidad y buscamos héroes…
No se habla de quienes limpian las lágrimas a otros, ni de lo que pueden sentir mientras no les cree nadie. No se habla de su resiliencia que ocuparía portadas de los periódicos todos los días, pero, aun así, seguimos hablando de debilidad y no nos cansamos de poner etiquetas y seguir buscando héroes.
No se habla de sus capacidades para ver la vida de forma bonita, aunque ellos y ellas no la hayan vivido así. No se habla de que la sonrisa más bonita que existe es esa sonrisa que nace después de un llanto. No se habla del sol que sale después de una tormenta.
No busquen más, yo veo héroes todos los días y nada tienen que ver con esos que nos venden. Estos son reales, lloran, ríen, caen, caminan, estudian o no e incluso tratan de volver a empezar entre personas que nunca sabrán que quien tienen al lado son supervivientes de una lucha, que parte de esta sociedad se empeña en meter a la sombra de cualquier rincón, de cualquier ciudad y de cualquier país.
No busquen más… los tienen al lado.