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Comienza la legislatura de la abstención del 40%

El alcalde dice que la recuperación de la mayoría absoluta respalda la gestión realizada
Carbayo jura el cargo este sábado en el salón de recepciones en el que no cabía ni un alfiler.

«Esta mayoría absoluta respalda la gestión que venimos realizando y  también nuestras propuestas de futuro. Su auténtico significado es que vamos a trabajar más que nunca». Así se explicó este sábado el alcalde de Salamanca tras la constitución de la nueva corporación municipal salida de las urnas el 28 de mayo, con una abstención del 40% del electorado que posibilitó una nueva mayoría absoluta del PP, que cumplirá 32 años consecutivos rigiendo los designios de la ciudad del Tormes, y la entrada de la extrema derecha en el Ayuntamiento.

Cada año somos menos, más mayores, nos interesan menos las elecciones, no cambia nada y el PP logra otra mayoría absoluta gracias «a la gestión que venimos realizando«. Objetivo cumplido.

Un tercio de siglo en el poder y las mismas promesas del siglo pasado, por lo que no existen motivos fundados para esperar que hagan algo que no hayan hecho hasta ahora. Los precedentes indican que ha existido muy poca laboriosidad en el número 1 de la Plaza Mayor de Salamanca como para esperar ahora cambios, cuando su credibilidad se mantiene bajo mínimos, pese a los discursos grandilocuentes.

El alcalde prometió de nuevo diálogo y «gobernar para todos los salmantinos», algo rutinario y manido que, por otra parte, agradecerán los alcaldes extremeños y el zamorano, por ejemplo.

Carbayo, que ha encargado que le hagan un bastón de mando de 3.000 euros para dialogar mejor en su etapa de presidente del PP provincial y alcalde con renovada mayoría absoluta, utilizó el antiguo en su coronación como alcalde sin ataduras y ni siquiera lo ofreció a la concurrencia, como suele ser habitual en un gesto vacío de significado, pero muy agradecido para los fotógrafos, que este año han sido ubicados en un lugar inapropiado para realizar su trabajo durante el acto oficial.

Por lo demás, desplegó un amplio repertorio de lugares comunes y vaguedades del tipo: «Una de nuestras grandes prioridades será crear nuevas oportunidades laborales, especialmente para que los jóvenes salmantinos puedan quedarse a trabajar en nuestra ciudad. El nuevo desarrollo empresarial e industrial de Salamanca se basará en la logística y la tecnología,…estamos plenamente comprometidos con este desarrollo tecnológico,… seguiremos apostando por la formación a la carta de los jóvenes que tan buenos resultados está dando,… El nuevo desarrollo empresarial e industrial viene a complementar el modelo económico de éxito en nuestra ciudad, que es el modelo turístico, con la hostelería y el comercio como sectores que crean mucho empleo y riqueza,… Salamanca es capital de la cultura. Entre todas sus manifestaciones los salmantinos apreciamos especialmente la cultura de calle, que constituye un potente reclamo turístico. La música, el teatro y el folclore se apropiarán de nuestros espacios públicos,…Para las familias también incluiremos reducciones en tributos y tarifas en función del número de miembros y de los ingresos de la unidad familiar,… Y quiero hacer una mención especial a la Semana Santa, que aporta un gran valor a la ciudad, en todos los sentidos,… Para que todo este esfuerzo tenga una mayor recompensa, son imprescindibles unas comunicaciones ferroviarias competitivas», dijo antes de reclamar no solo la cuarta frecuencia del Alvia con Madrid, sino la quinta porque «a la vista de que los trenes van y vienen llenos, está más que justificada». Algo de lo que Renfe no se ha percatado, claro.

Tras su investidura no sabemos qué va a hacer (en realidad, sí, porque ya ha pasado por el cargo durante unos años), pero miró hacia otros ámbitos de poder para reclamar, además, que el AVE de Oporto a Madrid pase por Salamanca y que se restablezca la vía de la plata hacia Extremadura. Y, sin que sirva de precedente, incluyó entre sus reivindicaciones la construcción de los centros de salud de El Zurguén y Prosperidad, algo que depende de la Junta.

El Ayuntamiento está, fundamentalmente, para prestar servicios, y el de Salamanca los tiene adjudicados a empresas privadas con renovaciones largas que suelen producirse en vísperas de las elecciones para dejar las cosas atadas y bien atadas en el que hipotético e improbable caso de que en Salamanca cambiara el signo político del Consistorio.

De esa forma, además, no tienen que preocuparse de nada. Un trabajo que se ahorran, eluden la eventual presión de los sindicatos y se abren unas amplias vías de colocación sin tener que dar explicaciones, porque «son decisiones de empresas privadas». Todo lo demás forma parte del teatro de la vida.

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