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«Inés Luna era rara por ser mujer»

Miguel Ángel del Arco presenta este martes en el Casino, a las 20.00 horas, 'Las dos muertes de Inés Luna'
Miguel Ángel del Arco presenta 'Las dos muertes de Inés Luna'.
Miguel Ángel del Arco presenta 'Las dos muertes de Inés Luna'.

Hay mucho escrito sobre Inés Luna Terrero. Esa mujer rica, extravagante, singular que vivió en Salamanca y en su palacio de El Cuartón de Traguntía a principios y mediados del siglo XX, pero nada tan documentado como el libro que este martes presenta Miguel Ángel del Arco en el Casino a las 20.00 horas. El periodista de Bogajo disecciona a la heredera y sus satélites con bisturí firme de investigador, que ha estado tras el personaje y la personalidad compleja de Inés Luna desde hace décadas.

Pregunta obligada. ¿Ha ajustado cuentas con este libro?
A lo mejor he ajustado cuentas sin pensarlo mucho o sí, no lo sé. Lo que tengo más claro es el esfuerzo que hice con la estructura literaria del libro. Me dije: ‘¿Cómo cuento esto?’ Eso sí me llevó mucho tiempo y trabajo. Le di muchas vueltas. No quería seguir un orden cronológico, algo que se parezca a una biografía, porque no lo es.

De hecho, en su libro Las dos muertes de Inés Luna, empieza por el final.
Exacto. No me gusta nada lo de novela basada en hechos reales, porque no es.

Entonces, ¿qué es?
Es no ficción y sí es relato real.

¿Relato suyo o de las personas que le cuentan la vida de Inés Luna?
El relato es mío, tiene que tener una estructura: El cómo lo cuento. Paso la lupa por las cartas; uno los testimonios; qué hacer con lo que puedes consultar,… Todo esto lo tienes que deglutir de alguna manera como autor y contarlo. Me parecía que funcionaría mejor si contaba toda esa novela real, pero también con la peripecia que me ha llevado a conseguir o no conseguir cosas.

Son dos ‘personajes’ en la misma novela. Por un lado está usted, como el investigador, y por otro Inés Luna como protagonista, que se van encontrando a lo largo del libro.
Exacto. Nos vamos encontrando y me gusta ese paralelismo, porque de alguna manera es incorporar otro elemento al libro, que es la autoficción. Creo que también funcionaba porque era más fluido si contaba mis peripecias, no mis dudas, más bien cómo he llegado a un pueblo de Asturias o a no entrar en la Fundación Inés Luna y no poder consultar unos papeles.

Hace cómplice al lector de todos esos contratiempos. En algún momento, el lector piensa: ‘¡Pobre, todo lo que le pasa!’
(Risas) No buscaba la piedad.

No pobre, de misericordia, más bien las vicisitudes que ha tenido que correr para escribir el libro.
Acepto esa especie de compartimento con el lector. Creo que escribimos para que nos quieran, que sigan el relato, se interesen y sea fluido. Pensé que esta historia rara, larga, con muchas personas que han escrito sobre ella, que han opinado, que tienen información,… Creo que sí, que debía contar ese camino mío hasta conseguir el relato o datos. Es un reto literario, más que ajuste de cuentas. Aunque, evidentemente sí que quieres que te reconozcan lo que te ha costado y por qué no te abrieron la puerta.

Quizá esta sea la gracia del libro.
Es posible.

Miguel Ángel del Arco presenta 'Las dos muertes de Inés Luna'.
Miguel Ángel del Arco presenta ‘Las dos muertes de Inés Luna’.

Creo que han escrito más personas sobre Inés Luna de las que ella tenía a su alrededor,…
Sin duda ninguna.

Son pocas las personas de su entorno que estuvieron en sus 68 años de vida.
Creo que tuvo muchas personas a su alrededor en diferentes etapas de la vida. Su infancia estuvo llena de institutrices y cuidadores; en la adolescencia, era una especie de partido interesante para depende de qué nombre y clases; en su madurez, había mucho amor, por ser un buen partido, mucho administrador y en la última etapa, estaban sus fieles y muchos que querían acercarse a sus fincas o casas.

¿Se ha leído todo lo que se ha escrito de Inés Luna?
Era mi reto. Seguro que me habrá quedado algo por leer. Quería tener una estructura de libro, para no decir lo que ya está dicho.

¿Cuánta leyenda hay?
Mucha, porque es un personaje de mucho tirón provincial, tanto de Salamanca como de la provincia.

¿Tiene esa fama fuera de Salamanca?
La conocían en su época. A finales del siglo XIX cuando ella estaba muy metida en la aristocracia madrileña y aparecía en los periódicos de la época al asistir a las fiestas y bailes de sociedad, de la Casa de Campo o rifas benéficas. Era curiosa su importancia, en los listados de invitaciones había nombres con apellidos, títulos o cargos larguísimos y la señorita Inés Luna. Ella formaba parte de algún tipo de resplandor entre toda esa aristocracia. Por otra parte, en la época de Barcelona, también tuvo muchos amigos que la acogieron, la trataron y defendieron el testamento sacramental. En Barcelona, tenía un grupo importante de amigos.

¿Por qué una mujer de mundo se encierra en el Cuartón?
En el Cuartón concibió su paraíso y se iba cuando quería. Además, se iba mucho. Es verdad que en la última etapa huía mucho a Barcelona.

¿Por qué?
Primero, por una cuestión de salud. Tanto ella como Consuelo –era más que su ama de llaves o persona de compañía- pensaban que el aire de Barcelona, del Mediterráneo, le venía bien. Segundo, porque se sentía atendida. La sociedad salmantina de aquella época era cerrada en sí misma y con unas características muy determinadas. Ella tenía necesidad de mundo, de salir, de volar,… y lo encontraba más en la costa catalana que aquí. Ella se iba cuando necesitaba respirar.

Miguel Ángel del Arco presenta 'Las dos muertes de Inés Luna'.
Miguel Ángel del Arco presenta ‘Las dos muertes de Inés Luna’.

¿Para usted es más Inés Luna o la Bebé?
Inés Luna. Me parece un nombre y un apellido de novela. Siempre la nombro como Inés Luna, no como Inés Luna Terrero y eso que su madre, Inés Terrero, es un personaje muy atractivo. Lo de La Bebé forma parte de esa leyenda un poco salmantina, fuera de aquí, no. Cuando hablan personas que la conocieron y trataron, por ejemplo, la familia de Villanueva, gobernador civil en Salamanca en esa época, para ellos es Inés Luna. Lo mismo ocurre con personas de Barcelona.

Inés Luna ha estado con usted desde las ensoñaciones de un adolescente hasta presentar este libro en el Casino. ¿Qué ha aprendido de usted durante este recorrido de décadas?
Es un recorrido largo.

¿Inés Luna venía y se iba?
Sí, pero siempre estaba. El primer enganche no era tanto de lo que se contaba de una señora rara, sino mi gusto por las tertulias de los seranos en mi pueblo. Aquí sí que me sentaba a escuchar historias. Me encantaban tanto las tertulias de las mujeres cuando cosían, como las de los hombres que iban a la fragua a aguzar las rejas o al taller de Colás, el carpintero, donde también surgían las conversaciones. Eran tres lugares alucinantes para escuchar.

¿Había diferencia entre las tertulias de las mujeres y las de los hombres?
Seguramente que sí, pero yo no la percibía tanto. Para mí el atractivo estaba en curiosear, escuchar,… Seguro que el tono o el matiz era diferente cuando hablaban los hombres o las mujeres de una mujer desnuda a caballo o de una mujer muy rara que era una ‘comehombres’ o ‘comemujeres’. Me gustaba acaparar historias. Siempre ha estado conmigo, desde el primer cuento que escribí. Luego ha habido trabajos, historias, novelas o intentos de novelas, pero en el fondo siempre estaba Inés Luna.

¿Inés Luna se le desperezó más cuando vio ‘Octavia’ de Martín Patino?
Sí. Me dije: ‘Es por aquí, por donde yo quiero ir’. Hay algo que hacer con este personaje.

Ahora tiene su libro.
Sí. Es una satisfacción. Creo que este libro me ha aproximado al personaje. Toda una vida buscando al personaje y algo me he acercado.

Hablando del personaje. La definición más repetida sobre Inés Luna es la de que era una mujer rara. ¿Cómo es para usted?
Si por rara entendemos a una persona singular o que no es como las personas que la rodeaban, es rara. Hacía en cada momento lo que le daba la gana, que era ir donde quería; estar con quien quería; vestirse como quería; beber lo que quería; despedir a quien quería o se le olvidaba pagar. Había muchas mujeres solteras ricas como era ella, pero se amoldaban a lo que esperaba la sociedad de ellas. Inés Luna, no. Si entendemos como rara a ser diferente, sí. Creo que también el tildarla de rara tiene que ver con no comprenderla.

¿A qué se refiere?
No la entendieron, quizá tampoco ella a sí misma. No la comprendieron los que trabajaban con ella, tampoco los aristócratas con los que se cruzó, ni los ganaderos importantes que tenían tierras como ella. Ninguna de esas parcelas de humanidad la entendió. Se preguntaban: ‘¿Qué sabe esta de vacas?’ ‘¿Cómo se le ocurre ahora comprar esto o vender aquello?’ Era rara por ser mujer. Eso sí que la califica a la sensación que se tiene con ella. En este sentido no la considero rara, sí diferente, contradictoria, porque mostraba en algunos momentos sensibilidad. Para mí es muy atractivo que haga lo que le dé la gana, incluso vaya contra las costumbres sociales. También era caprichosa en el sentido de que no le preocupaba cómo vivía el rentero o cabrero que tenía al lado o se le olvidaba pagarle. Era Consuelo la que se lo recordaba. Es un personaje controvertido, muy atractivo, con sus luces y sus sombras.

Miguel Ángel del Arco presenta 'Las dos muertes de Inés Luna'.
Miguel Ángel del Arco presenta ‘Las dos muertes de Inés Luna’.

¿Cómo fue su sexualidad?
Tuvo pretendientes. Por sus cartas podemos colegir cómo fue esa práctica sentimental, algunos de ensoñación, otros muy certeros de actividad, pero su ambigüedad, que se puede ver en las cartas y comentarios suyos en el margen de las misivas que recibía, como una especie de desprecio.

Por ejemplo.
Gonzalo Aguilera que le hacía un requiebro muy sexual o amoroso y ella contestaba vaguedades. Esa cierta ambigüedad la hacía más rica, más abierta. Viajaba, se escapaba y se movía mucho. Tenemos que pensar, imaginar cómo era su vida en Niza, en el casino de Montecarlo, con quién estaba y a quién veía.

Hablando de casinos. Cuéntenos la relación que tenía con su chófer.
Tenían una relación muy estrecha, tanto que le pide dinero ella a él, más de 3.000 pesetas que era un dineral para seguir apostando en el casino de Montecarlo. Además, había hecho un contrato con él de 10 años, en los años cuarenta, a razón de 500 pesetas mensuales, impensable. Él tenía que estar a su disposición en cada momento, acompañándola a todos los sitios. Esa confianza se presta a todo. Subrayo mucho que es novela porque cuento las cosas, pero es cuento real, porque todo lo que digo está comprobado.

Otra cosa es lo que Inés Luna y su chófer hicieran en esos viajes…
Exactamente.

¿Cree que los ricos lloran de otra manera?
Igual no lloran. No lo sé.

Da la sensación de que estuvo muy sola.
Sí, es un convencimiento que tengo. A veces las decisiones que tomaba, echaba la pata para adelante, como aparece en la portada del libro, como empoderada y con autoridad, tenía que ver con su soledad. Al fin y al cabo, Consuelo estaba a su lado, le decía lo que tenía que hacer, gastar o comprar, pero no dejaba de ser una criada. No sé si lloran también o de otra manera, pero al igual que Inés Luna, a veces, están en otro mundo. La realidad de la sociedad no la perciben igual y por eso se relacionan, piden o se quejan de cosas… No entienden lo del ingreso mínimo vital.

¿Consuelo podría ser una especie de Sancho Panza?
Algo más que Sancho Panza. Era una chica lista de Peralejos. Estuvo con ella en dos etapas, primero Consuelo y su madre, después se fue a Argentina y luego regresó y se hizo con las riendas de la vida de Inés Luna. Fue fiel escudera y la equilibraba en sus salidas airadas, porque la calmaba. Hacía una labor cancerbera.

Miguel Ángel del Arco presenta 'Las dos muertes de Inés Luna'.
Miguel Ángel del Arco presenta ‘Las dos muertes de Inés Luna’.

Casi todas las historias que cuenta en el libro sobre la señora del Cuartón están aparentemente cerradas. ¿Le ha quedado alguna o alguna persona que demande más atención?
De momento, ahora estoy en otro lado, pero nunca sabes. Es muy rico el personaje, muchas personas interesantes a su alrededor, que tienen una película en sí misma.

Pienso en el padre, Carlos Luna.
Yo en Consuelo y su maleta, que todavía no he desarrollado todo lo que tiene. Pienso en Sor Vicenta, en los de Barcelona,…

En los Maronitas.
También, pero sobre todo el jovencito maronita que la encantaba. Entraba en la casa, en las habitaciones de Inés Luna. Me contaron los de Traguntía que era el enviado como para seducirla. Hay muchos personajes.

¿Se aprovecharon mucho de ella?
Creo que sí, pero ella también de las personas, las manejaba. Era una mujer rica, caprichosa, consentida,… había que hacer lo que dijera. Ella estaba muy sensible con ayudar y aquí Consuelo, la apoyaba. A Inés Luna le molestaban las personas que pedían. Controlaba más de lo que podemos pensar. Después de su muerte, con su herencia, quizá hubo aprovechamiento.

¿Qué nos queda de Inés Luna?
Nos queda el personaje. Creo que aunque se ha escrito mucho de ella no se ha convertido en el personaje de referencia. Cada ciudad tiene sus personajes, unos son literarios, otros históricos y a Inés Luna se le ha manejado mucho aquí y allá, pero no se ha logrado que sea un personaje de referencia a estudiar o entender.

2 comentarios en ««Inés Luna era rara por ser mujer»»

  1. Qué maravilla! Siempre me ha llamado la atención su vida y no puedo esperar a leer el libro. Enhorabuena Miguel Angel del Arco por darle vida a este personaje tan atrayente y especialmente por ser una mujer diferente a la época.

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  2. Una buena entrevista pero echo en falta saber la opinión de alguien que ha estudiado al personaje sobre el legado de esta señora a Salamanca. Apunta el artículo, muy de pasada, la dificultad de consultar papeles en la fundación que lleva su nombre. ¿Sabemos como se administra el patrimonio de esta fundación ?. ¿Sabemos de los administradores?. ¿Sabemos de sus beneficiarios?.Quizá mis preguntas, y algunas otras, darían para otro artículo y servirían para tranquilizar a cualquiera que decidiera dejar la fortuna, o los bienes que ha tenido la suerte de disfrutar, para sus paisanos.

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