Hace ya tiempo que las sociedades modernas desarrolladas no saben cómo enfrentarse al problema del envejecimiento poblacional. Las expectativas de vida han crecido en todos los países desarrollados en las tres últimas décadas: en el año 2022 el 20,2 %, 26,12% y 27,2% de la población de España, de Castilla y León y de Salamanca respectivamente teníamos 65 o más años. A la vez que aumenta la esperanza de vida se ha producido un marcado descenso de la natalidad por lo que la pirámide poblacional europea en general y española en particular ha envejecido considerablemente.
Es obvio que estas modificaciones exigen de análisis serios y rigurosos para afrontar los problemas que de ellos se derivan y proponer soluciones. Parece lógico que el objetivo de cualquiera de estas propuestas debería tener como objetivos vivir más y vivir mejor. Sin embargo, ante la falta de análisis y propuestas rigurosas por aquellas instituciones a quienes correspondería hacerlo, a nivel social se está generando mucho ruido que está produciendo un caldo de cultivo que da paso a cierta gerontofobia en muchos sectores de la sociedad.
Si uno escucha a los bien remunerados tertulianos radiofónicos y televisivos, y evito el término periodistas porque la mayoría de ellos no son dignos de tal nombre, las personas mayores, los viejos, término que utilizan despectivamente, somos el principal problema de la sociedad ya que no solo cobramos pensiones, sino que hacemos un uso abusivo de la sanidad pública y de otros recursos sociales, lo que va a llevar inexorablemente a la ruina de España. Hemos contribuido durante toda la vida al fondo de pensiones es un pequeño detalle que no consideran importante.
Parece que estos ‘voceros’ solo tienen como objetivo reclamar la disminución del estado del bienestar, y en este caso las pensiones, pero nunca plantean poner topes a las primas de jubilación de los banqueros y miembros de consejos de administración del IBEX, o reclamar el dinero público utilizado para rescatar bancos o para compensar o rescatar fondos privados de pensiones, por ejemplo, y por supuesto nada de subir los impuestos a los ricos ni perseguir el fraude fiscal, aspectos que ayudarían mucho a mantener un estado del bienestar digno. No es necesario decir que ellos se embolsan suculentas retribuciones por su participación en este tipo de programas donde actúan bajo el sello discográfico mental de EMI, es decir como “la voz de su amo”.
En España existe un movimiento organizado de defensa de las pensiones públicas que está permanentemente movilizado, que tiene ya la suficiente experiencia para no dejarse embaucar por estos predicadores de catástrofes económicas y que, caso de que fuera necesario, puede movilizar en las calles cientos de miles de pensionistas, por lo que los partidos que plantean disminuir o no revalorizar las pensiones deberían “tentarse los machos” ante un intento de esa intención si llegan al gobierno.
No obstante, parece razonable que, para evitar llegar a esa situación de tener que defender los derechos en la calle, todos los ciudadanos, y en este caso los pensionistas, recurramos a la sabiduría popular que dice “más vale prevenir que curar” y el 23 de julio acudamos todos a votar en masa a aquellos partidos que han tenido y tienen hasta la fecha un compromiso inequívoco con la defensa de las pensiones, pero que, además, después de las elecciones seamos capaces de mantener la vigilancia y la capacidad de presión. O sea que “a Dios rogando y con el mazo dando”.
1 comentario en «Las pensiones, un oscuro objeto de deseo»
pero alguna ocasion se echan cuentas de el derroche de dinero POLITICO empezemos por los parlamentos europeos asesores secretarias viajes coches oficiales choferes y despues nacionales Pero cuando se conoce que un presidente de una diputacion cobre mas que el presidnte del gobierno o un simple diputado del congreso con do o tres comisiones ¿¿esto hace pensar mucho en la ciudadania y si entramos en los ayuntamientos no se puede imaginar todo esto legal y ILEGAL O DOS MANOS eso si que duele