A veces me pregunto dónde queda la humanidad y la vergüenza de mucha gente y la respuesta me la da sus acciones, su manera de actuar ante situaciones en las que hacer daño gratuitamente se convierte en carrera de fondo.
Leía la noticia de una persona que fallecía de manera inesperada en su puesto de trabajo y sus compañeros eran obligados a seguir trabajando con su compañera fallecida allí presente. Creo que, ante esto, se deberían preguntar que importa más y dónde quedan ciertos valores que a la vista de esto, confirmo su decadencia.
Durante años, he visto dolor, sufrimiento, falta de ética, poca vergüenza y una larga lista de calificativos que sumarían un anexo importante a cualquier expediente o biografía, pero créanme cuando día a día me sorprendo aún más y añado más calificativos a la larga lista que decoraría más de una carpeta.
Tendría que reiniciar mucho mi vida, para pensar de otra manera y actuar como si no fuera conmigo, lo que veo, lo que siento o lo que pienso.
Que hay gente con clase, no lo dudo, y que hay clases de gente, lo tengo muy claro, pero aún sigo confianza en un cambio de chip de esta sociedad deshumanizada, que no se planta ante situaciones en las que ni en la época de la Prehistoria se comportarían con tanto desdén.
Y ahí, en esa deshumanización se ve como se vuelve la gente, cuando lo que pasa no va con ellos.
Rectifico, piensan o perciben que no va con ellos, pero la realidad es otra.
Mi rectificación tiene su lógica, porque todo lo que pasa en esta sociedad, debería de importar, incluso a quienes dicen que no. Todo ello, mañana te puede tocar a ti, nadie está libre y quien esté que tire la primera piedra.
Quítense la venda de los ojos, no solo lucirán más bonitos, sino que tendrán la certeza de que viven en un mundo real, el que lamentablemente hay violencia en las aulas, en las casas, en las calles y en sitios que no se imaginarían. Nadie está libre de una enfermedad o de cualquier otra cosa y por supuesto la deshumanización agrava todo ello.
Se educa con el ejemplo y el ejemplo que transmite esta sociedad no es el mejor ante conductas que deberían ser imitadas por quienes son el presente y sin embargo, se ven envueltos en una espiral de imágenes y actos que acumularán en una mente que debería de guardar otro tipo de recuerdos.
Se acaba el curso y con ello para muchos niños el sufrimiento y la incertidumbre de pensar que pasará mañana. Durante dos meses, quizás la sonrisa aparezca por su cara y la mirada vuelva a recuperar esa intensidad mientras sueñan que el tiempo no pase y septiembre solo sea un mes más de un calendario que a veces se detiene en el día equivocado.