Los datos publicados esta semana confirmaron que la inflación continúa siendo un problema grave tanto en Europa como en Estados Unidos. La inflación subyacente —de carácter más estructural— se mantiene enquistada muy por encima del objetivo oficial del 2%, concretamente: en el 5.4% para la Eurozona (en términos del agregado subyacente del IPC) y en el 4.6% para los Estados Unidos (en términos del agregado subyacente del deflactor del consumo privado).
De poco han servido hasta la fecha las subidas agresivas de sus tipos de interés, llevadas a cabo por los bancos centrales en el último año: desde marzo de 2022 la Reserva Federal ha subido su tipo de interés de referencia en 5 puntos porcentuales, y en 4 puntos porcentuales el Banco Central Europeo, desde julio del año pasado. Esta acusada restricción monetaria se está traduciendo y se traducirá en un fuerte aumento de los costes de financiación para empresas y familias a lo largo de los próximos meses, lastrando el crecimiento tanto de la inversión como del consumo de cara a los próximos trimestres.
Inflación y tipos de interés elevados, con crecimiento económico a la baja no es precisamente un escenario macroeconómico favorable ni para las bolsas ni para los mercados de renta fija, especialmente si los bancos centrales se mantienen comprometidos y decididos a adoptar cuantas medidas adicionales sean necesarias para reducir las tasas de inflación hasta niveles próximos al objetivo oficial del 2%.
Pero, hoy por hoy, los mercados financieros siguen mirando para otro lado, viviendo su particular cuento de Alicia en el País de las Maravillas, ajenos a esta realidad macroeconómica, y despreciando las reiteradas advertencias de los bancos centrales, quienes podrían verse obligados a forzar la entrada en recesión de la economía para reducir la inflación a los niveles deseados.
Y entonces, inevitable y drásticamente, el cuento del mercado cambiará, porque alguien gritará que el rey está desnudo, y el pánico comprador dará paso de la noche a la mañana al pánico vendedor. Y entonces, muchos de los que hoy corren detrás de las cotizaciones tendrán el valor de decir que la caída de los mercados se veía venir, que era evidente que estaban excedidos, que con inflaciones y tipos de interés tan altos mantener las cotizaciones en esos niveles era insostenible, que con el crecimiento económico deteriorándose era de esperar que también terminaran dañándose los beneficios de las empresas… Como dice el dicho: “A toro pasado, todos somos Manolete”… En fin, lo de siempre, lo que hemos visto y vivido una y otra vez a lo largo de los años, ciclo tras ciclo, en este movimiento pendular de los mercados entre la avaricia y el pánico….
Por. Félix González
Socio director general
Capitalia Familiar EAF
2 comentarios en «¡El rey está desnudo!»
Para un profano… buen análisis, buen diagnóstico. ¿No será que el capitalismo no conoce otra lógica sino la locura de las expectativas, las euforias y los pánicos de los agentes que gobiernan los «mercados»?
Eso de «inflación y tipos de interés elevados, con crecimiento económico a la baja» es lo que hace cincuenta baños llamábamos «estanflación» ¿Verdad?
Mi primo siempre ha sido y es un profesional
Alías Almu Fernández Martin