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Opinión

A vueltas con el voto útil… o inútil

En cada proceso electoral, desde que tengo memoria política, los partidos políticos «grandes», en algún momento de nuestra historia hegemónicos, sacan en procesión de manera sistemática al santo del «voto útil». Podría pensarse que como anzuelo con el cual pescar votos en el mar electoral, y así es, pero no sin algo de razón en cuanto a la utilidad de cada voto.

Y sí, conozco perfectamente los postulados de aquellos que en provincias como la nuestra nunca han tenido un escaño en el parlamento nacional. Apelan a la pluralidad ideológica y a la diversidad política sabiendo de antemano que los votos depositados en sus partidos no van a servir absolutamente para nada.

Porque no nos hagamos trampas al solitario: cada voto depositado en ciertas formaciones, que repito, nunca en los años que llevamos de democracia han obtenido representación en Salamanca, es un voto totalmente inútil.

Y la mejor manera de enfrentar cualquier tema con algo de criterio es hacerlo con los datos encima de la mesa y no “de oído” ni de manera visceral. Así, en las últimas elecciones nacionales, los votos emitidos en nuestra provincia al Congreso de los Diputados fueron algo más de 197.000 (hubo 107.000 salmantinos que no se acercaron al colegio electoral, y eso da de sobra para otra reflexión…), que se repartieron entre las 12 formaciones que concurrían al proceso. Bueno, pues de esas 12 formaciones, solamente 3 obtuvieron representación parlamentaria, yendo 33.000 de los votos de las 9 restantes directamente a la basura (más o menos los mismos votos que obtuvo la tercera fuerza política).

Si bien no son votos totalmente inútiles, sobre todo para los propios partidos y no para el conjunto de los ciudadanos, pues si ese partido sin representación en Salamanca obtiene un sólo escaño en cualquier parte de España, cada voto que haya recibido en el conjunto del estado se lo va a “pagar” a 0,57€ (datos de las elecciones de 2019). Y sí querido lector, esto lo publica el BOE pero ninguno de estos partidos, adalides de la pluralidad democrática, nos lo ha contado nunca y es posible que nunca lo haga.

Y no digo que esta motivación económica sea la única, que seguro que hay más… pero tratar de convencernos de qué nuestro voto a esas formaciones sirve para algo en provincias como la nuestra, es directamente tratar de engañarnos vilmente.

De cualquier modo, lo expresado en las líneas anteriores es simple y llanamente la opinión personal del que firma, pero solo deseo que el 24 de julio no nos llevemos las manos a la cabeza por lo que ha pasado y podríamos haber evitado. Y si queréis, ese día, repasamos los resultados del 23J y volvemos a hablar de la pluralidad ideológica, de la diversidad política y de cualquier otro personaje mitológico que se os ocurra…

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