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Opinión

Entre bambalinas

Dos bailarinas en un escenario. Fotografía. Hulki Okan Tabak. Unsplash.

Pasa el tiempo y llega el verano entre planes y proyectos. Un antes y un después en el que se detiene el reloj y en el que se para el mundo escolar… para algunos.

Otros seguirán tratando de salir del bucle en el que la desidia, el desinterés y las ‘cosas de críos’ los metieron sin pedir permiso.

Aún con los centros educativos cerrados en nuestro país, siguen llegando casos que deberían de avergonzar a quienes hemos visto que carecen de vergüenza.

La montaña rusa que provoca saber que casi un tercio del alumnado es víctima de acoso escolar, mientras se desvía el tema entre bancos de niebla, es poner a prueba una gestión emocional que puede estallar en cualquier momento. Saber que el curso acaba con ‘un reguero de víctimas’, en un camino que tienen que volver a recorrer, entre la revictimización y la mochila que otros le han colgado, es difícil de olvidar.

No se trata de levantarse, sacudirse el polvo y seguir. No es tan fácil, hablamos de niños, niñas y adolescentes y si alguien lo cree, es que de esto sabe muy poquito.

Hace unos días, saltaba la noticia de abusos sexuales en un IES de Móstoles, por parte de un menor de trece años hacia otras alumnas. Casos que, en cualquier país, levantarían las calles.

No se trata de alentar violencia, se trata de dejar claro, que no se puede seguir viviendo así, entre bambalinas, dejando a nuestros menores expuestos a cualquier cosa, en centros educativos que se convierten en territorio comanche ante la impunidad de una edad y de personas que no reconocen el enorme problema que tienen en su centro.

Aquí no hay tuit, como no lo hay cuando un niño se marcha de un colegio o se quita la vida por el acoso escolar que ha sufrido. Aquí, ni siquiera hay unas buenas palabras o se entona un mea culpa. No hay empatía, no hay nada porque seguimos sin ver, ni oír y sin escuchar.

Seguimos poniendo parches o quizás pegatinas, que son más baratas, sin tener en cuenta que quienes las tienen que llevar son niños y adolescentes que tendrían que estar viviendo los mejores años de su vida.

Se pone el foco en las habilidades de las víctimas, en muchas ocasiones tratando de ‘echar balones fuera’ y justificar la mala praxis, al no detectar o no querer hacerlo, el problema que desde las administraciones o en muchos centros se empeñan en negar.

Habilidades, que habría que discutir quien tiene menos, si quienes pasan por situaciones así, quienes las realizan o quienes las tapan y las niegan.

La respuesta la pueden adivinar fácilmente.

Asociación Salmantina Contra el Bullying y el Ciberbullying

 

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