Un brote de botulismo asociado al consumo de tortillas de patatas envasadas en España deja ya siete pacientes afectados (cuatro confirmados y tres probables), incrementando asimismo la curiosidad sobre la enfermedad. Esta esta patología se contrae comúnmente por el comer conservas en mal estado, pero también puede vincularte a otros alimentos envasados
El botulismo es una enfermedad peligrosa y potencialmente mortal, producida por la infección con toxina botulínica, producida por la bacteria Clostridium botulinum. Esta toxina, un agente neurotóxico, afecta a las células nerviosas y provoca tanto parálisis flácida en los músculos esqueléticos como fallos parasimpáticos. Respecto al contagio, puede producirse de diversas formas:
- Botulismo alimentario: se debe a la ingestión de alimentos contaminados, generalmente envasados en latas de conservas en mal estado. Si bien, también pueden producirse con otros productos. Es conveniente conservar el alimento para analizarlo.
- Botulismo por heridas: no es la forma más común y suele asociarse a aquellos con problemas de adicción a las drogas, que emplean jeringuillas contaminadas o en condiciones no óptimas.
- Botulismo infantil: además de por intoxicación alimentaria, puede contraerse debido a la inhalación de las esporas de la bacteria, presentes en el suelo en algunos lugares.
- Botulismo por inhalación de esporas: pese a que tampoco es muy común, ha habido algunos casos de contagios como consecuencia de tratamientos que emplean la toxina botulínica (en neurología y medicina estética).
Por otro lado, los síntomas pueden variar dependiendo del modo en que se haya contraído la enfermedad. No obstante, los comunes a todas ellas son algunos como dificultad para respirar, hablar o tragar, visión borrosa o doble, debilidad facial, párpados caídos o parálisis.
Además, en los casos de botulismo alimentario, también pueden aparecer vómitos, náuseas y calambres abdominales. Mientras tanto, en el botulismo por heridas suele inflamarse o enrojecerse la zona de la lesión. En el infantil, por su parte, pueden producirse estreñimiento, llanto débil, cansancio aparente, irritabilidad o debilidad para la succión.
A la hora de tratar la enfermedad, el principal fármaco empleado es la antitoxina, que impide que se produzcan más daños (aunque no repara los existentes), así como las terapias de soporte (asistencia respiratoria, alimentación e hidratación intravenosa…). Cuando se diagnostica a tiempo, esta enfermedad tiene buen pronóstico y no supone un riesgo mayor.
Junto a esos tratamientos, en los casos de botulismo alimentario también es habitual la inducción al vómito, así como a la actividad intestinal. Asimismo, para los pacientes infectados mediante una herida, suele realizarse una intervención quirúrgica o aplicar antibióticos en la zona infectada.
