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Opinión

Supervivientes

Símbolo de la victoria.

Alarmante la noticia aparecida sobre el último estudio del suicidio en adolescentes en España, en el que refleja una subida de este de más de un 32%, haciendo hincapié en la falta de registros en provincias como Salamanca.

Peligrosa subida que pone de manifiesto, una vez más la importancia que tiene poner prioridades a un presente que, aunque no se quiera ver, sigue existiendo y que puede que algún día pase por tu lado para recordarte que sigue aquí.

Quisiera poder cambiar el discurso y decirles que veo cambio, que confío que esas cifras bajaran, pero mucho me temo que no será así. No veo la importancia que debería darse al acoso escolar, causante de la mayoría de las muertes no naturales en adolescentes. No veo que importe mucho cuando esta violencia es silenciada y negada una y otra vez.

No veo que importe cuando las disculpas que se pone a porqué no se actúa, no hay quien se las crea. Discursos baratos y llenos de verborrea que no aportan absolutamente ninguna solución y que buscan lavar la conciencia cuando ya es tarde.

Déjenme que hoy les hable de supervivientes, de esos que no salen en la tele, pero con los que convivo todos los días. Supervivientes de cifras y estadísticas que no nombra nadie y sin embargo, sobreviven a la desesperación, la rabia, impotencia, miedo y una montaña rusa que los lleva a intentaran cruzar esa línea roja que separa la vida y la muerte. Supervivientes en ocasiones no solo de esto, sino de violencia institucional que no actúa o pone trabas a situaciones que avergüenzan día tras día.

No, no son cobardes, no son llamadas de atención, no son débiles y no son de cristal. Son supervivientes de una sociedad enferma que no protege, que no prioriza y que deja en entredicho la verdad sobre los verdaderos Derechos Humanos.

Esos supervivientes a los que la sociedad aparta, señala y castiga por algo que en muchas ocasiones les provocaron otros que siguen su vida sin el que el karma actúe.

Supervivientes de corta edad, que demuestran la dureza de una vida que se esconde tras una tímida sonrisa que con suerte asomara tras el tiempo.

Supervivientes con marcas, cicatrices y tatuajes que borran momentos que nunca debieron de existir.

Dureza y futuro incierto en un estudio que refleja una vez más el fracaso de un sistema que deja en evidencia las carencias de un país que sigue viviendo de espaldas a sus problemas.

Asociación Salmantina Contra el Bullying y el Ciberbullying

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