La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) ha aportado una importante novedad sobre la investigación de los nueve casos de botulismo detectados en España (cuatro aún pendientes de confirmación oficial) y concluye que todos ellos tienen su origen en el consumo de la misma marca de tortilla de patatas precocinada (Palacios), pero que las víctimas consumieron sin haberlas conservado ni cocinado correctamente tras comprarla, lo cual generó su intoxicación.
«En todos los casos bajo investigación por el Ministerio de Sanidad, la historia incluye no solo el consumo de la tortilla sino la mala conservación o la ausencia del cocinado final de esa tortilla», aseguró a 20minutos Javier Membrillo, vicepresidente y portavoz de la Seimc.
El experto agrega que si las tortillas se hubieran contaminado en el proceso de producción, antes de salir a los puntos de venta, si se hubiesen calentado convenientemente en casa se habría eliminado el riesgo de intoxicación por la bacteria que produce la toxina del botulismo.
La empresa detuvo la producción de tortillas de forma preventiva al saltar los primeros casos, pero los investigadores consideran que será difícil probar que las tortillas estaban contaminadas, porque se producían 100.000 al día.
Lo que sí se ha conseguido certificar es que existe relación entre el consumo de este producto indebidamente conservado (en la nevera) y cocinado (darle una vuelta en la sartén o el microondas) y los casos de botulismo.
En varios casos se ha podido trazar el circuito seguido por la tortilla sospechosa. En uno, el consumidor tuvo la tortilla nueve días en su casa a temperatura ambiente y luego se la comido sin calentarla. En otro caso, un sintecho se la comió tras comprarla pero sin terminar de cocinarla porque no tenía dónde calentarla.