Abrazos, lágrimas, sonrisas, parabienes y recuerdos, muchos recuerdos los que se han presenciado este viernes en la Subdelegación del Gobierno, lugar que acogió la capilla ardiente por los restos de Encarnación Pérez, y la Gran Vía, donde han estado compañeros de la Universidad, compañeros de distintas formaciones políticas, agentes de los Cuerpos de Seguridad del Estado, de los que ella siempre hablaba maravillas, salmantinos y salmantinas de calle.
Todos han tenido un momento para Encarna Pérez, la mujer, la compañera, la hermana, la tía, la vecina,… La Salamanca institucional y la de a pie de calle le han dado el último adiós.
La delegada del Gobierno, Virginia Barcones, se desplazó para acompañar a amigos y familiares, así como el resto de subdelegados de las demás provincias castellanas y leonesas. “Estamos profundamente consternados y tristes por la pérdida de Encarna, primera mujer en ostentar el cargo en la provincia. No ha quedado un rincón, un colectivo o un problema en el que ella no se hubiera volcado para ayudar”, apunto Barcones.
Barcones destacó la “larga y exitosa” trayectoria profesional de Pérez, muy vinculada a la Universidad de Salamanca y “muy comprometida” con las cuestiones sociales. “Era conocida por involucrarse siempre socialmente y por su ayuda al prójimo, por su vocación de servicio público”, ahondó la delegada, quien recordó que tuvo “el honor” de designarla en el cargo hace ahora cinco años, en 2018. “Siempre será recordad por su eterna sonrisa, por su alegría y su vitalidad”, añadió.
Virginia Barcones desveló que durante el día de ayer recibió las llamadas de “casi todos los ministros” para transmitir sus condolencias. “Era una mujer que se hacía querer, una excelente profesional”, comentó, recordando que el Ministerio de Política Territorial ha solicitado a Exteriores la concesión de la medalla de la Real Orden al Mérito Civil y el ministro del Interior ha solicitado para ella la medalla de la Guardia Civil y la de la Policía Nacional.
Siempre que una persona muere deja un vacío enorme. A modo de respeto, decenas de coronas de flores llegadas de todos los rincones de la provincia y de las instituciones han servido para honrar a una mujer que era todo color.
Ya por la tarde se celebró el funeral, oficiado en la Purísima por el obispo de Salamanca, José Luis Retana, que tuvo palabras entrañables para Encarnación Pérez y reconfortantes y empáticas con los familiares y el resto de los asistentes, pronunciadas con naturalidad.