Opinión

Poetas contra las drogas

Invitación al hombre en la cárcel de Topas

Cuando te encuentras con alguien como Carmen Cabrera Benito, que viste de humanidad cuanto tocan las sensibles manos de su empeño, vuelves a tener la maravillosa sensación de que la vida merece la pena. Carmen es una de esas trabajadoras de prisiones que vive su trabajo cada día con la ilusión de darse, con cuanto tiene, a sus chicos especiales en la UTE del centro penitenciario de Topas.

 

Carmen lucha por introducir la motivación de una normalidad que rezume esperanza, en aquel recinto, donde la privación de libertad no debe en ningún caso reducir los derechos que como seres humanos se merecen quienes allí son pasto de las horas interminables, de monotonías aderezadas con cascadas de ruidos que caen como losas sobre el más profundo anochecer de unas más que complicadas historias.

Le debemos a Carmen y a la poeta Elena Díaz Santana la iniciativa de abrir las páginas de un libro que por el año 2013 tuve la gran fortuna de coordinar, reuniendo a una veintena de los poetas más representativos de nuestra ciudad para pronunciarnos, por medio de la belleza que irradia la palabra, contra las drogas.

Invitación al Hombre fue editado por la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes, presentándose en la Feria del Libro de aquel año, después de haberse cedido todos los derechos sobre él, por los poetas participantes, a Proyecto Hombre Salamanca.

Resucitar esta obra tan intensa e interesante, por su altruista aroma a comprensión y solidaridad, ha sido como abrir un nuevo pasaje hacia los regresos que nos dignifican como habitantes del privilegiado espacio donde confluyen sentimiento y palabra.

Aunque seguramente por la novedad de presentar y leer parte de un libro, que sostiene en sus tripas literarias claras referencias a una problemática que mantiene rastros de infortunio en los internos que nos acompañaron, el encuentro poético, tomó cuerpo como parte indivisible en un ambiente único para compartir la comprensión apasionante de los territorios humanos.

M.ª Ángeles Pérez López, Elena Díaz Santana, José Amador Martín y este humilde hortelano de letras, más que recitar dando vida a unos versos, logramos compartir e intercambiar emociones, disfrutando de un colofón que llegó con el coloquio que fundamentaba en su estructura de cercanía el abrazo.

Uno de los internos, Enrique, le dedicó a su mujer un poema que exponía, desde las métricas y ritmos del corazón, un pedazo profundo de verdad. Su mujer, emocionada, como una chiquilla nos dejaba ese momento que electrifica la poesía, cuando alguien descubre, en su fuego incendiario, el estremecimiento que preña de sensaciones únicas y precisas sus contenidos literarios.

A este encuentro ha de añadirse la visita que hicimos por el módulo donde descubrimos los trabajos artesanales y artísticos que los internos realizan.

Nos ilusionó saber que están maquetando la idea de escribir sus vivencias y sentimientos en un libro, que esperamos poder algún día conocer, asistiendo como invitados a su presentación en el centro o quién sabe si en otro espacio abierto de nuestra ciudad.

Con nuestra Invitación al hombre nos sentimos obligados a mantener viva la idea de que cualquier ser humano se merece, por lo que es y representa, una segunda, tercera, cuarta… oportunidad, si se despierta en el horizonte de su camino la necesidad o el deseo de regresar a la vida.

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