Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

«La Celestina tiene la mejor prosa erótica y blasfema de la literatura española»

Emilio de Miguel, catedrático de Literatura Española de la Universidad de Salamanca y experto en 'La Celestina'
Emilio de Miguel, junto a la escultura de La Celestina.
Emilio de Miguel, junto a la escultura de La Celestina.

El vandalismo en el Huerto de Calisto y Melibea fue el responsable de interrumpir el descanso estival de Emilio de Miguel. También saciar la curiosidad de saber cómo se escribía el nombre del novio de Melibea. Lo demás, una conversación larga, donde las risas se mezclan con una lección magistral sobre la rabiosa actualidad de los clásicos, en el que ocupa un lugar destacado La Celestina.

Sáquenos de dudas, Calisto o Calixto.
Las dos formas son válidas. Citando al humorista, Héctor de Miguel: “De las dos maneras se puede decir, pero una de las dos está mal fijo”. (Risas)

¿Cuál?
Lo cierto es que era Calixto en la Edad Media y hoy se puede escribir Calisto. Esa es toda la explicación. Yo mismo he tenido problemas cuando he editado La Celestina, cuando he modernizado el texto en alguna edición he dudado: ¿Qué hago, pongo Calixto o Calisto?, y algunos alumnos, que han escrito libros sobre La Celestina, me lo preguntan: ‘¿Ahora que hacemos?’ Yo creo que es fácil, si es actual Calisto, si no Calixto.

Emilio de Miguel, en la entrada del Huerto de Calisto y Melibea.
Emilio de Miguel, en la entrada del Huerto de Calisto y Melibea.

¿Qué debe tener un libro para que pase a ser clásico?
Ojalá se supiera dónde está la clave del éxito, de la permanencia. Participo desde hace más de una década en el Festival de Teatro Clásico de Olmedo, donde me preguntaron si El castigo sin venganza de Lope de Vega, una obra durísima, tiene vigencia hoy en día.

¿Qué contestó?
Hombre, en la obra hay amores prohibidos o no convencionales entre una madrastra y un hijastro. Eso pasó en el siglo XVI, en el XVII y me temo que sigue pasando eso o una variante hoy. Si en El castigo sin venganza el protagonista es el duque de Ferrara, un pervertido sexual. Eso es de actualidad. Hemos tenido un rey que parece que algo sabe de eso, entre la gran autoridad de Ferrara y el actual rey, parece que hay vigencia. (Risas)

Sorpréndanos con más coincidencias.
En tercer lugar y lo más importante, en la obra de Lope de Vega hay un desenlace tremendo, terrible, el duque de Ferrara se entera de que su hijo ha estado con la que es su mujer y los asesina a los dos, pero no los asesina él, monta una película complicadísima para que el hijo mate a su madrastra sin saber que es ella. Le dice que es un conspirador de Venecia, le tapa la cara y la mata. Una vez ha muerto la madre vocea a los palaciegos diciendo: “Venid, mirad lo que ha hecho el hijo matando a la madre”. Bueno, las fake news, el poder absoluto del dictador para tratar de imponer su verdad. Dígame si tiene vigor o no lo tiene.

Volvamos a La Celestina como libro clásico.
Si nos vamos a La Celestina diría lo mismo, aunque los argumentos parezcan de otra época, pueden ser de ahora mismo. Lo que pasa en el libro, desglosado, es un amor imposible por razones que no están explicadas, de producto literario, entre un chico y una chica, a partir del cual, hay unos errores humanos.

¿Por ejemplo?
Calisto, que es el tío más egoísta que ha creado la literatura universal, se mata porque en un momento dado deja de serlo. Le dicen desde el otro lado que hay unos esbirros que han venido a perseguir a sus criados y sale en un acto de heroísmo. Una vez en su puñetera vida abandona el egoísmo y se cae de la escalera, que es la muerte más vil y estúpida para un caballero, caerse por pisar mal un peldaño. Esas lecciones son continuas en el libro.

¿Sí?
En otro ejemplo. La Celestina, la mujer más inteligente del mundo, de la literatura universal sin duda, que manipula, hace y deshace como quiere, se busca ella solita que la maten, porque tiene un tesoro, la cadena de oro que le ha dado Calisto, del que no se quiere deshacer. (interpretando el libro) Sempronio y Pármeno dicen: “Oye, a compartir, que además nos lo dijiste tú, vamos a medias en todo”. Y la otra dice: “Sí, la verdad es que yo tenía por aquí la cadena, pero han venido unas amigas de Licia, seguro que la han robado y no me he enterado; no sé dónde puede estar”. Los otros la amenazan y la matan. ¿Estas cosas pueden pasar a día de hoy? El cobarde que una vez es valiente y tropieza o la lista que una vez no se entera y se buscan la muerte.

Emilio de Miguel, junto a la escultura de La Celestina de Agustín Casillas.

¿Qué aprendemos de La Celestina?
Ante esta pregunta, me molesta muchísimo la lectura que suele hacerse de brujas y hechizos. Lo que reivindico es que La Celestina es la obra de mayor homenaje jamás escrito a la mujer enamorada, que es Melibea. Déjense de bobadas que si el conjuro que le hace el demonio la convence o que si no es amor. No, Melibea es una chica jovencita que se enamora y que en el acto XVI dice: “Si muere Calisto, muerto Calisto no tiene sentido mi vida.” ¿Y qué ocurre luego? Oye decir: “Muerto está Calisto”. Suspira que su vida no tiene sentido, para acto seguido suicidarse. Es un monumento a la mujer enamorada y ese enfoque a La Celestina es al que menos importancia se da.

Eso vende poco.
Y la pregunta es: ¿Eso es actual o no es actual? Una mujer o un hombre enamorado hasta los huesos que llega al suicidio. Hay literatos que lo han convertido en obra de arte, pero es un fenómeno que ha ocurrido en cualquier momento de la historia de la humanidad. Entonces, para que un clásico sea un clásico y permanezca tiene que tener argumentos inmanentes, con la circunstancia propia de cada época, pero sin perder la esencia ni la calidad literaria, que se tiene o no se tiene. Bueno, segunda pregunta (risas).

¿De dónde cree que Fernando de Rojas bebió para tener esa brillantez?
Hay varias razones. Soy muy racionalista, me encanta analizar los textos y los autores en profundidad, pero de vez en cuando me tengo que recordar a mí mismo que existe una cosa que se llama genio y el genio rompe todos los moldes. No hay tantos genios en la literatura española, ni en la universal.

¿Quién estaría en esa lista?
Una vez en clase de máster con mis alumnos, hablando de Lorca, decidimos hacer una lista de genios de la literatura española. A mí me salen cuatro o cinco. Y por cierto, si esta pregunta la hago sin hablar de La Celestina, nadie me diría nada de Fernando de Rojas, porque La Celestina es la ‘obra’ y Fernando de Rojas parece un invitado. Para mí, genios son: Lorca, Valle-Inclán, Cervantes, Lope de Vega y Fernando de Rojas. Luego hay muchos otros escritores que son muy buenos, como Calderón, pero yo hablo de genios.

¿Explique lo de Fernando de Rojas?
Fernando de Rojas no se le puede explicar con lógica. Él es un magnífico estudiante de Salamanca, en un momento en el que a la Universidad está llegando la mejor literatura italiana y la mejor literatura clásica, apenas la griega. Desde muy joven, Fernando de Rojas se empapa de toda ella. Conoce el teatro humanístico italiano que se está creando y es capaz de hacer una genialidad.

¿Hay lógica para explicarlo?
Pues no, lógica no hay, pero si alguien encuentra la lógica de por qué Lorca, asesinado a los 38 años, ha sido capaz de dejar cuatro volúmenes de obras completas de una calidad impresionante; Si alguien me puede explicar la genialidad de Lope de Vega; la de Cervantes, autor de muchas obras, pero ante todo de El Quijote… Me callo. Hay un momento en la crítica literaria en el que te tienes que rendir y decir: este autor es un genio. Este hombre (de Rojas), se beneficia de un ambiente humanístico y cultural salmantino irrepetible, que es el que hay en Salamanca en los últimos años del siglo XV. Es escritor, porque escribe, no solo en prosa, también verso, como esos de Melibea enamorada, que son poquitos, pero insuperables. Y la prosa, lo he comentado mucho en clase; no hay prosa erótica en castellano mejor que la de Fernando de Rojas. En el acto XX, en el segundo encuentro en el huerto, cuando consuman el sexo, nadie lo ha escrito como lo ha escrito Rojas. Ojo, en verso sí, San Juan de la Cruz.

Emilio de Miguel, en la calle Arcediano.

¿Por qué nos obligan a leer este libro con 15 años?
Porque los profesores nos equivocamos. A veces, no sabemos cómo hacerlo y otras, porque obligar puede estar bien. En mi caso, lo hicieron, y fue un favor inmenso.

¿En serio?
Soy de una generación y unos tiempos en los que nos hablaban de pecado y de prohibido. No olvidaré nunca, porque le estoy agradecidísimo a mi profesor de literatura, que con 12 años habló de La Celestina en clase y dijo que era pecado mortal leerla. (Risas)

Encendió la mecha de la curiosidad.
¡Hostia claro! Mirando el reloj esperando que acabase la clase para ir corriendo a leerla. Desde entonces estoy pringao. Pero claro, si ahora en clase les digo a los alumnos que La Celestina es pecado, igual alguien levanta la mano para preguntar qué significa pecado. (Risas).
Está mal enfocada la enseñanza a la literatura. Tengo un sobrino de 9 años que lee El Quijote, una adaptación bien hecha. Me preguntaba cosas como si lo del bálsamo de fierabrás o Dulcinea están en el libro serio, en el grande. Y le digo: ¡Claro! También quiere saber si muere Don Quijote. Le contesto: No quiero hacerte spoiler. Él ya lo sabe porque no se he aguantado y he ido a las últimas páginas.(Risas)

¿Podría hacerse esa adaptación con La Celestina?
Muy difícilmente. Es muy complicado adaptar una obra tan dura en sexo, en amores y en religión, que es algo que yo también reivindico. El acto XXI, es el más blasfemo que se ha escrito nunca en la literatura española.

Nos está vendiendo La Celestina como el mejor libro para leer este verano y pasárselo bomba.
Sin lugar a dudas, en el acto XXI hay un señor, Pleberio, al que se le ha muerto la hija, que se pregunta: ‘¿Qué coño he estado haciendo toda mi vida dentro del sistema? Cuando era niño me dijeron que todo esto tenía sentido, que todo estaba bendecido por la providencia y ahora me encuentro con que he estado trabajando toda mi vida para darle mi herencia a una hija que se ha muerto. ¿Qué sentido tiene todo esto?’ No es la proclama de un ateo, es la de alguien que tiene una religión y esta religión no le explica nada, no le sirve para nada. ¿Esto se le puede explicar a un crío, a un adolescente? Yo no sabría.

¿Cuándo debemos retomar esta lectura?
Desde hace año y pico, tengo que tomarme la tensión una vez a la semana, tres veces seguidas y esperar unos minutos entre toma y toma. Me leo un capítulo de El Quijote entre prueba y prueba. Todos los domingos leo uno. Es la mejor lectura de El Quijote de toda mi vida. No busco nada, no intento explicar nada, solo me estoy tomando la tensión y esperando. (Risas) ¿Cuándo volver? Cuando la vida o la suerte nos lo permite. Nunca por obligación. Excepto, que te obliguen a algo y esa obligación derive en un placer por descubrir algo. No sabría, soy muy mal didacta.

¿Cree que Shakespeare pudo leer La Celestina?
Hasta comienzos del siglo XVII el libro más editado es La Celestina. Se tradujo inmediatamente a casi todos los idiomas, francés, inglés, latín, italiano… El texto más antiguo que tenemos completo de La Celestina está en italiano, se han perdido los textos en castellano pero se conserva el italiano. ¿Hay posibilidades de que Shakespeare lo leyera en inglés? Sí, pero no necesariamente, Shakespeare es grandioso. No se puede convertir a Calisto y Melibea en Romeo y Julieta, no tienen absolutamente nada que ver.

Salvo que son una pareja de jóvenes.
Sí, pero en Romeo y Julieta hay amor, amor carnal, deseo, pero no hay la carnalidad y el sexo que hay en Calisto y Melibea. Es que no tiene nada que ver. La sombra de Romeo y Julieta hace daño a la pareja Calisto y Melibea, que no tienen nada que ver. Lo he dicho antes, no hay prosa erótica superior a la de Fernando de Rojas en toda la literatura española.

Explíquese.
En La Celestina follan los protagonistas y hacen el amor el criado y la puta, Pármeno y Areúsa. Le dice la puta a Pármeno: ‘No osarás entrar en lo vedado señor mío’. Eso es del lenguaje amoroso cortesano. En cambio, en un momento dado Melibea le dice: ‘No tengas tanta prisa’, y Calisto le contesta: ‘Señora el que quiere comer el ave primero quita las plumas’. ¿Eso qué tiene que ver con el romanticismo?
Fernando de Rojas acaba con todo, arrasa. Hace que los de abajo se porten como los de arriba cuando quiere y que los de arriba como los de abajo. Porque en el fondo está diciendo que todos son iguales, la condición humana es la misma.

¿Cree que se censuró por esto?
La Celestina circuló libremente muchos años, con sorpresa. Al asunto del sexo, creo que no le daban tanta importancia como nosotros creemos. A mí que me encanta la literatura medieval, leo cada página que un actual diría: ‘Pero, ¿y esto?’. Respondo: ¡Claro! Es que nos creemos que eran bobos (risas).

Emilio de Miguel pasea por el Huerto de Calisto y Melibea.

¿Qué es lo más fuerte que hay en La Celestina?
Está en el acto XXI, donde Pleberio pide cuentas a Dios sobre lo que ha pasado. Además, a lo largo de todo el libro hay una brutal crítica clerical, el clero queda por los suelos. Celestina dice en algún momento: “Cuando yo era joven y estaba en todo mi poderío, le temblaba la mano al cura”. Hay alguna blasfemia. En un momento dado, Sempronio le dice a Calisto cuando éste dice que Melibea es un ángel: “Te quieres tirar a la que dices que es Dios”. A pesar de todo esto, sólo muy tardíamente, en el siglo XVI, primero la Inquisición portuguesa le mete mano y a partir de ahí el resto. Tengo algún facsímil donde La Celestina está tachada en algunas frases. Las que están tachadas nunca son de sexo, suelen ser blasfemias, como cuando Calixto dice: “Melibeo soy, a Melibea adoro, en Melibea creo, ella es mi diosa”. Eso es lo que está tachado.

¿Por qué se le mete mano a partir del siglo XVII?
Por la inteligencia de Fernando de Rojas y por la hipocresía de todos ellos. En el prólogo, la carta del autor a su amigo, él dice que escribe todo esto para llevar almas al cielo. Es decir, para abrir los ojos a los enamorados, que se sepan las cosas que pasan, contra las brujas, los malos sirvientes y criados, que engañan a los señores. Se cura en salud. Fijaos cómo acaba, los criados matan a Celestina, el otro pisa mal y se cae, Melibea se suicida; como queriendo sugerir que ha contado muchas cosas malas, pero que todos acaban mal. (Risas)

Es muy listo.
¡Claro! Es listo y astuto. No solo él, sino todos ellos. Lo hace Juan Ruiz en el Libro del Buen Amor, en el que hay escritas barbaridades, pero dice que es para llevar almas al cielo. Al igual que lo hace Cervantes, en sus Novelas Ejemplares. Ejemplares no quiere decir cojonudas, sino que están escritas para dar ejemplo moral. Hay un viejo enamorado de una chica, no lo hagáis. Es una novela ejemplarizante, pero con esa excusa escribo lo que me da la gana. Muy listos para esquivar la censura.

¿Cuándo ha sido la última vez que ha leído La Celestina?
Diría que en estos momentos no necesito leer La Celestina.

Se la sabe.
Sí. Creo que lo pille por donde lo pille, puedo continuar.

¿Qué ha sido lo último que ha aprendido de ella?
Es que aprendo todo de ella. En los últimos años, lo que más me ha impresionado es Melibea.

Emilio de Miguel.

Desde los 12 años hasta ahora, ¿ha ido cambiando La Celestina, a medida que usted ha ido creciendo?
Sin duda. Yo he ido cambiando mi lectura. Por cierto, Melibea es el personaje central, que nosotros conocemos la obra con el título de La Celestina, pero podríamos conocerla con el título de Melibea. Para empezar, realmente no se titula ni de una forma ni de otra. Es la historia de Calixto y Melibea, como se titulaban todas las obras de ese tipo en el siglo XV. Son los franceses los primeros que pusieron el título de Celestine.

Melibea, Celestina…
Fernando de Rojas, que era descendiente de familia judaizante, tuvo que testificar en un juicio, donde la Inquisición acusaba a su suegro de haber hecho un chiste sobre la Trinidad. En ese juicio le llaman: Fernando de Rojas, el que escribió Melibea. Entonces, igual que nos hemos quedado con Celestina, nos podríamos haber quedado con Melibea. Yo la leí a los 12 años porque era pecado mortal, pero luego siendo estudiante y al acabar, empecé a releer La Celestina porque no me creía la doble autoría. Fernando de Rojas que dice tantas mentiras en el prólogo, dice: ‘Me encontré el primer acto y como estaba sin acabar lo acabé yo’.

Todavía se cree.
Sí. Eruditos muy importantes que dicen que el primer acto no es de Rojas. Entonces empecé a releerla para ver por qué sí o por qué no. Me llené de argumentos y mi primer libro serio de La Celestina es. La Celestina de Fernando de Rojas, de Gredos del año 96 para demostrar que Fernando de Rojas es el autor único.

¿Los convenció?
Sigo sin convencer a todos. Ahora, estoy muy contento de la gran cantidad de alumnos que van por el mundo predicando que solo hay un autor, de eso estoy contentísimo.

Ha dicho que Fernando de Rojas tuvo que testificar porque su suegro hizo un chiste. ¿Por qué el humor tiene tan mala prensa?
Porque el humor hace mucho daño. El humor desnuda conductas, ridiculiza comportamientos. El humor casi siempre va de abajo a arriba, casi siempre. Es decir, el de arriba no hace humor con el de abajo, hace burla, hace escarnio. El de abajo, que está sometido, que vive humillado, se defiende atacando, dando puyazos, o desmontando los esquemas sociales, religiosos. Eso molesta muchísimo al que manda. Casi siempre acaban en juicio los humoristas. Un hijo mío –Héctor de Miguel- dicen los abogados cristianos que le han llevado a juicio. Es mentira, le han denunciado, pero no han consumado el acto, no han ido a juicio, porque saben que lo pierden. Pero, hay cantidad de humoristas, ahora mismo, con líos de este tipo.

***Entrevista realizada por: Lira Félix y Aurora Corvo

 

Deja un comentario

No dejes ni tu nombre ni el correo. Deja tu comentario como 'Anónimo' o un alias.

Más artículos relacionados

Te recomendamos

Buscar
Servicios