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Veraneantes reales

La reina y sus hijas en la Granja Escola Jovent de Palma de Mallorca. Instagram.

Menos mal que existe el verano. Son pocos días, pero dan mucho de sí. Se puede ver a la Familia Real intentando ser unos veraneantes más -sin nevera playera, eso fue un error que no se ha vuelto a repetir, ahora prefieren alquilar un yate-, disfrutando de unos días de sol y playa en uno de los destinos vacacionales de nuestro país.

Dos revistas, Hola y Semana, escogieron la misma imagen, un semi selfie, de los reyes y sus hijas. Ante esta imagen, parafraseando a Bécquer, preguntamos a la RAE: ¿Qué es la naturalidad? ‘Espontaneidad y sencillez en el trato y modo de proceder, dice en una de sus acepciones’, Responde la Academia. Algo que queda muy lejos de lo que quieren reflejar los cuatro.

Analizando la fotografía con detenimiento, lo primero que se aprecia es que la calidad fotográfica es cuestionable. Solo la Reina Leticia y la Infanta Sofía miran a cámara, mientras el Rey y la Princesa de Asturias fijan la mirada a la derecha como si alguien o algo les distrajese. Aunque no es un montaje, esta circunstancia puede dar lugar a pensar que si lo es.

La iluminación está descompensada incidencia en cada uno de los componentes de la Familia Real. De tal modo que la figura de la Reina está excesivamente iluminada en la parte inferior desde su izquierda dejando unas sombras sucias en la parte derecha del rostro. El resto es un conjunto pobre en luces que parece lavado en la edición para sacar detalles gestuales.

Llama la atención el excesivo desenfoque de fondo y en general de la imagen. Recurso, que según un experto en fotografía, suele utilizarse para arreglar el ruido de una fotografía de iluminación mal compensada cuando se busca levantar sombras, sobre todo en fuertes contraluces en los que no se utiliza iluminación, ésta es mala o no se quiere iluminar porque no interesa el detalle, que se supone no es el caso.

Así mismo, se puede observar que los rostros están tintados por dos dominantes de color, en la Reina predomina el rosa de su vestido y el resto de la familia, el verde amarillo del entorno, ensuciando la claridad de unas miradas nada nítidas. A ninguno de los cuatro se les ve claramente los ojos.  “Dos dominantes de color tan acentuados en una fotografía de conjunto no es algo habitual”, asegura el espero.

Debe ser muy complicado, cuando la interpretación no es tu profesión, ser natural delante de las cámaras. Pero, tanto el Rey, como sus hijas, han tenido presentes las cámaras en multitud de momentos de sus vidas, y la Reina, por oficio periodístico, también. Por lo que resulta extraño que les cueste tanto y tanto mostrarse con naturalidad a la Familia Real frente a los objetivos.

Cuando están los cuatro de paseo por los jardines, más que bien, se puede llegar a pensar que hay un poco de timidez adolescente, que resulta incluso tierna. Otra cosa bien distinta es cuando se les ve con la Reina Sofía, sobre todo a las nietas y la nuera, hay demasiadas manos enlazadas, abrazos y muestras innecesarias de cercanía. Al ser tantas, resultan artificiales. Máxime cuando doña Sofía tiene mucha influencia germana, donde este tipo de muestras efusivas, les son ajenas. Se la ve incómoda y eso que ella sí domina el objetivo.

Los días pasan y del posado real a la visita sorpresa a la Granja Escola Jovent de Palma de Mallorca de madre e hijas, cual veraneantes reales. La madre con pantalón vaquero corto y pose de influencer, atuendo y gesto más propio de sus hijas adolescentes. Para contrarrestar, la Infanta Sofía, no lució pierna y la Princesa de Asturias se decantó por un vestido que, le podía haber jugado más de una mala pasada, de no ser porque estaban medidas al milímetro las fotografías.

Van pasando los días…

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