Salamanca recibe todos los años a numerosos estudiantes extranjeros de diferentes nacionalidades que acuden para aprender o perfeccionar el idioma. Durante su estancia en la ciudad, además de mejorar su conocimiento del español, se sumergen en la cultura o la gastronomía, que los dejan marcados para siempre.
Varios miles de extranjeros acuden cada año a Salamanca para estudiar y aprender español, o profundizar en él. La ciudad cuenta con diferentes centros que cuentan con la acreditación del Instituto Cervantes. Tres de estos estudiantes han contado a La Crónica de Salamanca cómo está siendo para ellos la experiencia en la ciudad, calificándola como “fascinante”, “bonita” o “enriquecedora”.
Liandr, abogado alemán de 36 años que lleva medio año en la ciudad aprendiendo castellano, asegura que se decidió “porque empecé a aprender el idioma en el colegio, pero nunca había terminado de aprenderlo totalmente. Entonces, ahora me gustaría aprender el español en serio”. En su caso, se decantó por Salamanca porque “tiene una buena fama para aprender español”.
Por su parte, Alyssa, una joven estadounidense de 19 años acudió Salamanca desde junio, cuando finalizó el curso en su país. “Quiero estudiar mi carrera universitaria en España, por eso quiero aprender bien el idioma”, señala. Esta chica, que está en la ciudad del Tormes “porque me lo recomendó una amiga que vino el año anterior”, añade que otro de los motivos que le ha llevado a iniciar esta experiencia lingüística se debe a que “en mi país conozco a muchos latinos que hablan español”
En el caso de Luiz, de Portugal y de 23 años, lleva en la ciudad dos semanas. “Este año he cambiado mi viaje de vacaciones por este a Salamanca para aprender el idioma”. El joven reconoce que “lo entendía bien desde pequeño, pero hablar y escribir me costaba más”, por lo que decidió “venir para mejorarlo”. Luiz reconoce que escogió Salamanca para ello “por estar cerca de Portugal y por el prestigio de la universidad”.
Respecto a la dificultad del idioma, los estudiantes difieren en sus opiniones. Mientras que para el chico portugués “normalmente es fácil”, ya que “desde pequeño he tenido contacto con el español, por ejemplo, viendo películas y series en español con subtítulos”, el alemán y la estadounidense confiesan que, “a veces sí es fácil y a veces no”. “Es fácil comenzarlo, pero para aprenderlo bien es más complicado”, apunta Liandr.
Siguiendo con ello, “los verbos”, son una de las cuestiones que más cuestan a los estudiantes, “porque hay muchos tiempos y me confunden a veces”, lamenta Alyssa. A su vez, Liandr señala más concretamente al subjuntivo, “porque en Alemania no tenemos y por eso es un concepto diferente”. En el caso de Luiz, explica que, “quizá, lo que más me cuesta es pronunciar la ‘R’”.
La experiencia
Todos ellos coinciden al destacar que lo que más les gusta de esta experiencia son las relaciones personales que han iniciado. “Conoces a mucha gente diferente, tanto en el colegio como en la ciudad” o “aprendes, disfrutas y socializas”, reconocen los dos chicos. Por su parte, Alyssa, además del “buen trato de los españoles”, también muestra su agrado con “la comida”.
No obstante, tanto Luiz como Liandr también valoran muy positivamente la gastronomía local. Entre los pinchos que más les gustan a los tres estudiantes extranjeros, destacan las croquetas, el jamón o el bacalao. Además, en cuanto a otros platos, no pueden faltar las patatas meneás con torreznos, la paella o la tortilla de patata.
La ciudad de Salamanca también ha “enamorado” a los extranjeros. “Es como un gran museo al aire libre, y eso me impresiona mucho”, reconoce Luiz, añadiendo que lo que más le gusta es “el Puente Romano”. Alyssa, por su parte, habla de “la amabilidad de la gente o los monumentos, como la Plaza Mayor”, e indica que “Salamanca por la noche es muy bonita”. Liandr confiesa que lo que más le gusta es “la vida nocturna, es muy vibrante”.
Finalmente, las cuestiones que más han llamado la atención a estos jóvenes son muy diversas. En el caso de Liandr, señala que “la fiesta aquí es totalmente diferente de Alemania. Aquí se empieza a la una o las dos de la mañana, y en mi país a las diez de la noche ya salimos”.
Alyssa explica que a ella le ha sorprendido que “en España critican a su propio país mucho más que en el mío”, así como que “aquí no se deja propina y en Estados Unidos sí”. “En Portugal ‘borracha’ significa goma de borrar, y en España el significado es muy diferente”, concluye Luiz entre risas.