“¡Al Castillo de Ledesma nada menos! Vamos a crear una atmosfera mágica increíble”. Así de ilusionado se muestra Jorge Blass nada más saludar al otro lado del teléfono. El artista actúa en el Castillo de Ledesma este viernes 11 de agosto a las 22.30 horas.
Jorge. ¿El público es similar si la actuación es en un castillo, un teatro o un hospital?
No. No es igual en ningún sitio. Hay que conocer el público que tienes delante, que repertorio hacer para ellos. Lo que tiene el Castillo de Ledesma es que es un lugar insólito. Siempre es una maravilla actuar en lugares así. Además, pasa pocas veces. Lo normal es en un teatro.
¿También es insólito un hospital?
Sí. Desde hace unos años colaboro con la Fundación Abracadabra, soy patrono. Ahí se viven muchas emociones y regalamos magia a los niños y adultos que están hospitalizados. Es un formato distinto.
Un Castillo tiene ya de por sí su misterio…
Sí. Hay que elegir un repertorio que sea emocionante, visual, porque el público va a estar sentado y lo va a ver. Es lo que llamamos Magia de escena. He reunido en el espectáculo de Ledesma lo mejor de mi repertorio. Verán en 90 minutos, mis mejores hits para que el público disfrute, se deje llevar por la magia. No importa la edad que tengan, todos van a salir con una gran sonrisa, fascinados con la magia.
Todos los castillos tienen su fantasma. ¿Cree que se dejará ver?
(Carcajada) Igual aparece en el show.
Hace veinte años que ganó la Varita de Oro. ¿20 años no son nada o son mucho?
La verdad es que estoy feliz de no parar en estos veinte años. Seguimos viajando por todo el mundo. Estamos preparados para otros 20.
¿Cuántas personas forman parte de su equipo?
Somos unas 20 personas entre ayudantes, técnicos, producción, muchos ingenieros que me ayudan a desarrollar las ideas. ¿De viaje? Depende del show, a Ledesma iremos unas cinco personas.
¿Cómo se prepara mental o físicamente para estar concentrado durante el espectáculo que dura más de una hora?
Físicamente hay que estar preparado para aguantar sobre el escenario, porque hay mucha acción. Nos movemos mucho subiendo y bajando. En cuanto a la parte mental, hay que estar muy concentrados. Es lo que más cuesta desarrollar.
¿A qué se refiere?
Gran parte de la magia es psicología. Tienes que hacer ver y creer al público cosas que no están sucediendo. Cuando algo está volando, desaparece u ocurre una teletransportación, el público juraría que lo que está viendo es real, pero es una fantasía, que es lo que es la magia. Si tuviéramos poderes, sería muy fácil. No tendríamos ningún mérito. (Risas) Pero, sin tener poderes, hacer las cosas que hacemos, requiere ese esfuerzo mental y psicológico para el que hay que prepararse. Hay que estudiar mucho lo que eliges, lo que haces y que todo fluya, que sea totalmente natural. El público debe ver que es muy fácil, cuando no lo es.
Hay mucho trabajo detrás.
La magia es el único arte que oculta la técnica. Otras artes, la pintura, la música, las gráficas,… la técnica está a la vista. El trabajo técnico de la magia no está a la vista, es invisible a los ojos del público. Eso es importante para que permanezca el secreto. Al mismo tiempo es un acto de generosidad. La técnica de la magia siempre está oculta.
Frase como: ‘Nada por aquí, nada por allí’; ‘abracadabra’ o ‘por arte de magia’ forman parte del ADN de nuestro lenguaje. ¿Qué tiene de especial la magia para que ocurra esto?
Creo que la magia es un buen adjetivo para describir algo muy bueno. Decimos esto es mágico, cuando es extraordinario. Tiene un halo positivo, transmite ilusión,… eso es muy poderoso. Por eso, el público cuando viene a ver magia y lo disfruta, repite. Todo lo que es mágico es mejor. (Risas) Somos ilusionistas y nos dedicamos a generar esos momentos, que sean memorable y recuerden. También es una gran responsabilidad, porque lo peor que puede tener un mago es que sepas lo que va a hacer o sea previsible. Tenemos que jugar con la sorpresa e ir un paso por delante. El público nunca sabe lo que va a suceder.
Jorge. ¿Sin ilusión se puede vivir?
Creo que no. La ilusión es fundamental para el día a día. ¿Se puede vivir? Sí, pero sería muy triste. Lo que nos mueve por dentro, sea profesional o personal, tiene que tener una dosis de ilusión y fantasía. Por eso, nunca terminará la magia, porque el ser humano necesita ciertas dosis de ilusión y fantasía para poder tener una buena vida. Nuestra ilusión es distinta, porque es un momento de evasión, de disfrute… Algo más hay. No sabemos qué es, pero nos atrae y nos deja con la boca abierta.
Esos momentos son necesarios. Si este viernes en Ledesma al ver su espectáculo salen con una sonrisa seguro que todo lo verán con otros ojos.
Es verdad.
¿Cree que alguno de los niños que vaya a verlo a Ledesma será el Jorge Blass dentro de 20 años?
Ojalá. Me recuerda a mis inicios cuando iba a ver a Tamarit o Pepe Carrol. Puede que mañana haya un niño que en un futuro, por la experiencia de ver el espectáculo, quiera ser mago y sorprenda a otras personas. Eso sería fantástico. Ya sucede, hay jóvenes magos que me dicen que me han visto en televisión y por eso ahora se dedican a la magia.
¿Le produce vértigo?
Responsabilidad al subirme a un escenario, porque influyes en esas personas, más en los niños. Quizá sea su primera experiencia viendo a un mago. Así que más vale que lo haga bien, porque su percepción de cómo es la magia, se va a basar en lo que vean mañana en Ledesma. Vamos a darlo todo, porque nunca sabes quién te está viendo.
El artista actúa en el Castillo de Ledesma este viernes 11 de agosto a las 22.30 horas.
