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Seis maneras de dejar ‘huella’

El porqué de la C del Vítor, que en realidad es una media luna
Pinceles y pinturas de Miguel García, restaurador y pintor de Vítores en la Usal.

Forman parte de la decoración de las paredes de edificios emblemáticos de la Universidad, incluso fuera de ella. Junto a Miguel Garcíaartista que pinta Vítor, La Crónica de Salamanca repasará su historia, singularidad, color,… Salamanca está unida a los Vítor y los Vítor, con un pequeño permiso de la Universidad de Alcalá de Henares, también van ligados casi en exclusiva al Estudio Salmantino.

Hay seis modelos Vítor que el doctorando puede escoger para dejar su ‘sello’ en las paredes de las facultades de la Universidad de Salamanca.

Los seis manera de pintar un Vítor en Salamanca.

Una vez que los doctorados realizan los trámites burocráticos, eligen el pintor que realizará el Vítor, la facultad donde estará y el modelo con el que quieren pasar a la historia de la Universidad de Salamanca.

Miguel García, uno de los artistas que pintan Vítores en la Universidad, no sabría decir por qué eligen uno u otro modelo entre los seis que hay“, matiza.

Miguel. ¿Cuáles son las partes de un Vítor?
Las cinco letras de ‘V-I-T-O-R’ y la ‘C’, que no es una ‘ce’.

¿A qué se refiere?
Es una media Luna. Es un homenaje, un recordatorio de que el Papa Luna –Benedicto XIII- le da la máxima distinción a la Universidad de Salamanca, como una de las universidades más importantes de Europa. Todos los títulos que se expidan en la Universidad pasan a tener carácter internacional.

El Papa Luna otorga en 1412 a la universidad una prolija constitución, donde se reglamentan minuciosamente los cargos de la institución, las cátedras y su provisión, las rentas de que ha de gozar, los salarios, la manera de colación de grados. Como publica Lewis J. Hutton: “A partir de 1412 la universidad salamantina contaba con seis cátedras de cánones, cuatro de jurisprudencia, tres de teología, una de astronomía, tres de lenguas (griega, hebrea y árabe), dos de medicina, dos de filosofía natural y moral, dos de lógica, una de retórica y dos de gramática”.

Los vítores antiguos, los del siglo XV o XVI, ¿llevaban la media Luna?
Sí. El Vítor lo pintamos igual. Los que más se ciñen a los vítores clásicos son el modelo A –es el mismo que se utilizó para pintar el de Santa Teresa y San Juan de la Cruz– y el C. El modelo más demandado es el F, al menos entre los que yo pinto. La estética de las tipografías que ven los doctorados, no tiene nada que ver con la realidad.

¿A qué se refiere?
El Vítor tiene unas reglas y unas proporciones. Si lo pintamos así, como se ve la documentación, sobre la pared, sería insignificante el anagrama. Sería insignificante en la pared. Lo que he hecho ha sido imitar a los Vítores anteriores. Siguiendo el dicho: Allá donde fueres, haz lo que debes. No me puedo salir de las variantes. Los he estudiado concienzudamente.

¿Hay modas?
Sí. Los años setenta y ochenta se pintaban más los modelos utilizados eran C o D. Desde el año 2000 serían E, F y B. En mi opinión, hay que saber elegir para dejar la huella que tú quieres. Hay seis modelos. Hasta en esto se nota cómo quieres pasar a la posteridad, las inquietudes que tienes, si eliges uno que está de moda o te decantas por un Vítor diferente.

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