Numerosos elementos y materiales habituales en muchos hogares interfieren en las redes WiFi. Por ello, pueden entorpecer la señal emitida por el router, provocando que la conexión sea más lenta y menos fiable. De ellos, hay nueve que destacan por encima del resto.
- Hormigón: este material resistente es difícil de penetrar, también para la red WiFi. Por ello, si las paredes son de hormigón, podría ser uno de los factores que provoquen un retraso en la señal.
- Metal: la elevada densidad del metal supone un impedimento para la conexión a Internet, con lo cual, se debe evitar acumular este material en las paredes. En caso de ser algo inevitable, se puede recurrir a colocar el router lo más lejos posible de los objetos metálicos.
- Yeso: se trata de otro de los materiales de construcción que disminuyen la potencia de la señal de WiFi. Si bien, en este caso, el efecto negativo es menor que en los casos anteriores.
- Cerámica: los azulejos de cerámica también pueden entorpecer la señal de red. En los hogares es habitual contar con estos azulejos en las paredes de cocina y baños, por lo que no debe colocarse en estos lugares el router.
- Ventanas: aunque puede suceder con todas ellas, especialmente las ventanas de baja emisividad (Low-e) son las que entorpecen la velocidad de la conexión a Internet.
- Espejos: la combinación entre la fina capa de metal que llevan en su parte trasera y el cristal del espejo, generan una importante interferencia electromagnética.
- Agua: las señales WiFi tienen dificultades para atravesar el agua, por lo que las peceras o, incluso los cuerpos humanos, pueden suponer un impedimento para las mismas.
- Muebles: cuantos más muebles -y más robustos sean estos- más perturbaciones experimentará la señal y más lenta será la conexión a Internet.
- Electrodomésticos: además de los materiales con que se fabrican estos aparatos, algunos como el microondas y el lavavajillas emiten sus propias ondas que interfieren en la señal del router.