También fueron novedosos los talleres de radio y prensa, con informativos bien elaborados y trabajados. Los integrantes del taller visitaron periódicos y emisoras de radio de la ciudad, y escribieron un periódico, “Corrillo”, del que se emitieron 500 ejemplares.
Se convirtió en el boletín diario del encuentro. Los niños del taller leían la prensa y estaban en contacto con profesionales de los medios de comunicación de Salamanca. El tema central elegido cada día giraba en torno a un cuento tradicional: “La Bella y la Bestia”, “Caperucita Roja”, “King-Kong. Cada chico podía permanecer en un taller 45 minutos como máximo, para así rotar por cada uno de los propuestos.
Funcionó un servicio de recepción que se encargaba de distribuir a los niños por los talleres. La idea de Vacaciones de Cuento surgió de la distribuidora de libros infantiles Ítaca, propuesta que hizo suya la Casa Municipal de Cultura. En la experiencia participaron 800 niños, 400 por la mañana y otros tantos por la tarde. La biblioteca que se montó constaba de 650 volúmenes, entre libros y cuentos. Nos sorprendió gratamente la participación masiva de los padres, había diferencias en cuanto al rendimiento e interés entre los niños que iban acompañados y los que iban solos, estos últimos eran menos participativos. Comprobamos, una vez más, la capacidad para el trabajo y la responsabilidad de la inmensa mayoría de los niños participantes.
En 1983, en la Casa Municipal de Cultura comenzó a funcionar la fonoteca y se dieron los primeros cursos de iniciación a la música. La Casa se coordinó con la programación del Taller Artístico de Pizarrales, grupo de artistas y de profesionales que desarrollaron una labor ingente en ese barrio obrero. En este taller trabajaron Manolo Martín y Rafael Torres, este último amigo de la infancia. La fonoteca constaba de cuatro tocadiscos y ocho puestos de audición individual, toda una novedad en aquellos tiempos. Se ofertaban una variada muestra de discos de vinilo de música clásica, folklórica, jazz y ópera. Los cursos de iniciación a la música se dividieron en tres grupos: de 4 a 7 años, de 8 a 11 y de 12 a 14. Se empleó el método de enseñanza musical de Karl Orff.
En el Auditorio de San Blas se programaban conciertos en Navidad y en primavera, proyecciones de películas y cursos de iniciación al cine para adultos; y en teatro se trabajó en la consolidación de los grupos teatrales ya creados, que comenzaban a tener un gran nivel, y en la creación de nuevos grupos en los barrios y centros cívicos. En el Auditorio se pudieron ver espectáculos de Etón Teatro y del Teatro de Mari Gaila. Las V Jornadas de Settal, Secretaría de las Escuelas y Talleres de Teatro de la Administración Local, se celebraron en Salamanca a finales de febrero de 1983. La organización corrió a cargo de la Casa Municipal de Cultura.
En 1983 Javier Solana acudió a la inauguración de la Casa Lis como nueva Casa Municipal de Cultura. Aprovechamos su estancia en Salamanca para firmar un convenio entre el Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento en el que se contemplaban asuntos de patrimonio y el programa cultural de la ciudad. Visité al ministro en su despacho en Madrid en febrero de ese mismo año y logramos su compromiso para invertir sesenta millones de pesetas en la rehabilitación de la Plaza Mayor y en el amueblamiento de la Casa de Lis. Reivindicamos los fondos del Museo Pedagógico Nacional, y le pedimos fueran cedidos a Salamanca. Me acompañaron en aquella visita Juan José Melero, Máximo Gómez, Ciriaco de Vicente, Miguel Ángel Quintanilla y Juan Antonio Pérez Millán.
El 23 y 24 de mayo de 1984 se estrenó el taller de Teatro de la Casa Lis con la obra “La ópera del bandido” de Jhon Gay. Fue su carta de presentación. Participaron 35 personas.
Al terminar el primer mandato, la ciudad se había equipado con instalaciones culturales básicas: Museo de la Ciudad, Casa municipal de Cultura, Sala de Exposiciones, Casa del Artista, Auditorio de San Blas y Museo de Arte Contemporáneo en la Casa Lis. Habíamos conseguido dos objetivos, rehabilitar edificaciones monumentales y darles un uso, lo que llamábamos de forma coloquial recuperar con bicho dentro.