El salmantino Mario García Romo, natural de Villar de Gallimazo, rozó la medalla en la final del mundial de Budapest. Acabó sexto a cuatro décimas del bronce, pero para los salmantinos y, sobre todo, para sus paisanos, sigue siendo un campeón que aun tiene que darnos muchas alegrías.
Imágenes. Lucía Almaraz
El propio Mario envió un saludo a Villar de Gallimazo y a sus padres al finalizar la entrevista que Teledeporte le hizo al concluir la final del 1.500.
Y es que sus paisanos lo arroparon, como siempre, reuniéndose en el bar de la localidad para aclamarlo y empujarlo desde la distancia en sus gestas atléticas. «Mario, Mario eres un fiera,.. Mario, Mario eres cojonudo» le cantaban.
Era el único representante español en la gran final de la prueba reina de la media distancia y se quedó a las puertas del podio. Tras un inicio lento, llegó a la última vuelta cerrando el pelotón, pero hizo los mejores 400 metros finales.
Su esfuerzo llegó tarde, porque consiguió remontar a la mitad de los finalistas y acabó acariciando la medalla, a ocho décimas del vencedor (inesperado) y a cuatro del bronce.
García Romo está llamado a darnos grandes alegrías, y el próximo año tendrá ocasiones para demostrarlo.
Así vivieron a final sus vecinos:
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