Poli Díaz, cura desde hace más de treinta años, recibió en La Purísima, su última parroquia en Salamanca, el calor y apoyo de varios centenares de feligreses, amigos y familiares, en una noche cargada de emociones. Por primera vez en público, Poli Díaz comparte que había sufrido abusos sexuales siendo casi un niño. Al terminar recibió aplausos a modo de abrazo colectivo.
“He preparado mucho este momento. No soy un niño. Me presento ante vosotros enfermo del alma, vulnerable. No soy un héroe, ni valiente, ni santo. Tengo necesidad de hablar de mí. No estoy en un momento de crispación. Estoy en un momento de sanación. No voy a echar pulsos a nadie”, comenzó el sacerdote.
Con ese propósito y sin más, explicó que el tema de los abusos sexuales es muy doloroso y está vigente en nuestro mundo, “también en la Iglesia. Exponerlo no es una persecución a la Iglesia. En mi caso se convirtieron en abusos de conciencia y en abusos de autoridad. Te conviertes en un pelele en las manos de una persona 20 años mayor que tú, que era mi párroco”, anunció.
Poli Díaz sufrió los abusos durante una década, “desde el final de mi infancia, hasta bien entrada la juventud. Gracias a Dios, en estos 10 años hice muchas más cosas. Viví. No solo me estaba ocurriendo eso. Quedé marcado por un trauma que me hizo y me hace sufrir muchísimo”, apuntó.
Durante muchos años, este trauma quedó archivado en un lugar de su subconsciente, Poli Díaz vivió la disociación de este hecho.
Los abusos concluyeron en 1991 y tuvo tiempo para desarrollarse como persona y como sacerdote. “De estos 30 años solo tengo gratitud”, explicó.
Todo cambio en un viaje a Roma. Acompañó al obispo José Luis Retana en enero de 2022. Allí, en una habitación del Colegio Español de Roma vivió el despertar del trauma. “Fueron unos días muy duros y difíciles. Me vino todo el dolor, el tormento y el sufrimiento de aquellos hechos tan terribles y bestiales”, comparte Poli Díaz.
Al llegar a Salamanca estaba roto, pero tenía que seguir con el trabajo de cada día. “No dormía por la noche. Tenía que ocuparme de mil tareas, porque pensaba que estaba mejor trabajando que parado en casa dándole mil vueltas. Estaba como un pollo sin cabeza”, explicó desde el altar de la Purísima.
Tenía el alma rota y eso comenzó a reflejarse en su cuerpo, con la tensión alta y las arritmias. El cuerpo lo estaba avisando de que no estaba bien. Acudió al médico, al psicólogo y al acompañante espiritual. Después de un tiempo, comenzó a contarlo, “a esponjarlo. Fue en la Pascua 2022 cuando decidí denunciarlo”, informó.
Comenzó a ir a terapia y decidió cuidarse como personas. Por ello, le pidió al obispo que debía ausentarse de la diócesis durante un tiempo indeterminado. “Me lo facilitó enseguida. Así pude dedicarme de manera monográfica a mi curación. Estoy muy concentrado en este proceso de sanación. No puedo tener despistes y tirar por la borda todo el trabajo de este primer año”, compartió.
Pidió a sus feligreses semanas y meses de tranquilidad, de dejarlo vivir su sanación y para ello, nada mejor que alejarse de ruidos que podían perjudicarle en su recuperación.
Agradeció el trabajo de sus compañeros y dio la bienvenida a Jorge, el nuevo párroco de La Purísima. “Jorge y yo somos hermanos. No es mi rival, ni me ha quitado el puesto, en la Iglesia no funcionamos así. Él no ha sido ascendido de Pizarrales a las parroquias del Centro Histórico, ni yo he sido defenestrado, ni desterrado. Salgo de aquí por pura necesidad, por petición propia, para seguir curándome. Agradecido a todos y a tantos”, concluyó.
Un aplauso cerrado que duró varios minutos fue la despedida de feligreses, amigos y familiares al párroco que los ha acompañado durante nueve años en las parroquias del Centro Histórico de Salamanca.
3 comentarios en «Aplausos a Poli Díaz al contar que sufrió abusos sexuales»
En primer lugar, enhorabuena Lira por el árticulo, has demostrado que se puede dar una noticia de manera literal sin necesidad de sensacionalismo, contando lo más importante de la homilia (tarea ardua con todo lo que nos dijo) y con rigurosa verdad. Ojalá todos los periodistas y periódicos fueran como tú y la crónica de Salamanca.
Ayer fue una noche muy dura. Los que conocemos y queremos a Poli (es imposible conocerlo y no quererlo) sabemos que para él no es fácil, no le es nada grato ser «protagonista» Pero es verdad que no le ha venido nada mal un día tan duro como el de ayer, se llenó la iglesia de la Purisima pero si huberan ido todos los que querian y no pudieron ir no hubieran podido cerrar la iglesia. Ojalá que todo este dolor, este trauma sea el punto de inflexión para que la Curia eclesiástica tome por una vez cartas en el asunto.
¿Y no hubiera sido mejor emprenderla a golpes con el impresentable que te amarga la vida?. Porque no podía ni imaginar que Poli Díaz, tras su brillante carrera como boxeador, hubiera recalado en una parroquía de Salamanca.
La curia y el obispo, al parecer, se han lavado las manos. Al pobre Poli……..que se muera y al abusador se le seculariza en pleno proceso judicial eclesiástico, cosa que creo está prohibida en la Iglesia y FIN. Aquí no ha pasado nada, «el muerto al hoyo y el vivo al bollo». Ése, al parecer ya no cura (lo habrá sido alguna vez) y habrá curado a alquien? de que, al parecer, ha abusado 10 años aproximadamente se va de rositas y la Iglesia CALLA. Todo tapado, a veces se me hace muy difícil tener FÉ en la Iglesia Católica. No hay derecho y si fuera yo denunciaría al Obispo Retana por dejación y ocultación de la investigación en Roma. Me gustaría ver más valentía en los curas presuntamente abusados por el secularizado MP y que le denuncien para que por fin se sepa la verdad que tiene amargado y sin poder dormir al Párroco SR. Poli Díaz y le animo a recurrir pues ésto es completamente insano para la Iglesia. Yo, por mi parte, no pienso dar nada a la Iglesia hasta que ésta verguenza no se esclarezca de verdad y se restituya públicamente a Poli, he conocido muchos curas buenos a lo largo de mi vida pero sólo 2 que se acercan a Dios. Uno, es el PADRE POLI, el otro fue hace muuucho tiempo. Dios le ayude a esclarecer y resarcir su alma. Los que critican en un medio de comunicación al Padre Poli, son unos m…, i… injustos y trampos y que no han escuchado más que una parte y no merecen consideración alguna por su arbitrariedad a la hora de opinar sobre hechos tan graves y dolorosos en la Iglesia, para mí son unos fariseos.