Templanza, sosiego, paciencia y reflexión son calificativos que pueden ir unidos a Manuel Sánchez y a Manuel Diosleguarde. Así se mostró durante la charla el pasado 28 de agosto, justo un año después de la cornada que a punto estuvo de costarle la vida. La conversación con el diestro transcurre sentados en un banco de su pueblo, Diosleguarde, donde acude para entrenar, relajarse y encuentra sosiego.
¿Cuánto pesa el traje de torero?
El traje de luces pesa entre 70 y 80 kilos va muy cargado. Si a esto le sumas la presión de salir a la plaza, el toro,… la verdad es que hay que estar muy preparado para llevarlo.
¿Cómo es su preparación física, teniendo en cuenta que ustedes son atletas?
Incluso estamos más preparados que un atleta. El día a día es muy intenso en preparación física. Es muy fuerte. Salimos a correr, gimnasio,… La parte física es muy exigente. Todos los días salgo a correr entre ocho y diez kilómetros.
¿Le sigue costando correr?
Sí. Me está costando mucho. Apenas aguanto cinco kilómetros seguidos.
¿Es por las piernas o por la capacidad pulmonar?
Todavía se me carga la pierna. No tengo la misma masa muscular en una que en otra. Pero, me encuentro bien. Estoy toreando y no me está impidiendo nada.
¿Cómo está mentalmente?
Lo he llevado bien. Me cogió la cornada en un momento que estaba muy preparado. Hay que estar muy fuerte de mente, porque la cabeza es la que manda. La mente hay que tenerla muy preparada. No solo la tarde que toreas, todos los días. En mi caso, me ayuda mucho la preparación física. Si me veo fuerte, es más fácil estar bien mentalmente.
¿Cómo pasa de estar muy concentrado delante del toro a estar un poco más relajado cuando sus compañeros torean?
En la plaza de toros estoy muy concentrado, muy metido, toree o no toree. Me gusta estar centrado. Observo a mis compañeros cuando están toreando, me gusta ver los movimientos del toro y estar metido al cien por cien. Solo pensar en lo que está pasando en el ruedo.
28 de agosto. ¿Qué le está diciendo Manuel Sánchez a Manuel Diosleguarde?
Uff. Por muy fuerte que te pegue la vida, todo se supera. Hay que luchar y si alguien quiere algo, aunque te cueste mucho, hay que perseguir ese sueño y darlo todo.
En este año, ¿qué ha aprendido?
He aprendido que somos más fuertes de lo que nos creemos, que en la vida todo se supera y que quiero seguir adelante. Es mi vocación y mi profesión por muchos contratiempos que tenga en ella seguiré luchando y superando todo.
Usted dijo en una entrevista: ‘Si el toro entrega la suya –por la vida- qué menos que ofrecer la tuya para dignificar la profesión’. Esto es muy duro y muy sincero.
Desde mi pensamiento, creo que una corrida de toros es de lo más real que hay. Un toro sale a la plaza a morir, pues qué menos que el torero haga lo mismo. Lo tiene que dar todo en la plaza y hacerlo de la manera más real posible.
Cuando se acallan las voces de la plaza o se apagan las luces. ¿Cómo se queda usted al colgar el traje de luces haya tenido una buena o mala tarde?
La sensación de la plaza es una. Hay que ser consciente de cada cosa. Ni los triunfos son tan triunfos, ni los fracasos tan fracasos. Lo que sí hay que tener es la capacidad de que cuando se triunfa seguir igual y cuando se fracasa hay que trabajar más si cabe.
Una curiosidad. ¿Lleva una alimentación especial el día que torea o cuando está en temporada?
No, como de todo. El día de la corrida como menos, porque no me apetece y quiero estar más ligero.
Al terminar la corrida, ¿se dará un homenaje?
No. Después de los nervios y la tensión de todo el día, me quedo cansado y no me apetece casi ni cenar.
¿Tiene la suerte de tener ‘figura’ de torero?
Sí. Gracias a Dios tengo esta suerte. No me he tenido que cuidar nunca en la alimentación. Es mi genética. La figura la traía ya y hay que mantenerla con poco.
(Carcajada)
¿Duerme bien?
Sí. Antes y después de la corrida.
¿Dónde encontramos a Manuel Sánchez?
Aquí, en mi pueblo, donde encuentro tranquilidad y paz. Sobre todo disfrutando de mis aficiones y amigos, donde soy una persona más. Cuando no estoy toreando, me gusta estar con los míos y disfrutar de la vida. Monto a caballo, tomo un café, cazo,… Todo lo que tiene que ver con la naturaleza y los animales me hace evadirme mucho y me da paz y tranquilidad.
¿Le gustaba el campo antes de ser matador?
Sí, desde pequeño me ha gustado todo lo que tiene que ver con la naturaleza y los animales.
Si yo le digo: José Ignacio Sánchez. ¿Qué me dice?
José Ignacio Sánchez fue el responsable de que hoy sea lo que soy. Gracias a él entré en la Escuela de Tauromaquia de Salamanca. Fue por casualidad.
¿Cómo se llama el amigo al que acompañó ese día que le cambió la vida?
Daniel. Amigo mío desde que éramos niños. Los dos íbamos juntos a clase en Ciudad Rodrigo. Él iba a la Escuela de Tauromaquia de Salamanca, un día fui con él y se acercó José Ignacio Sánchez y me preguntó si quería ser torero.
¿Qué le dijo?
Que sí.
Así, sin más.
Sí. Empecé jugando y me atrapó. Mi cuerpo necesitaba y me pedía torear. A día de hoy, gracias a ello, he conseguido muchas cosas que nunca pensé que iba a lograr en la vida.
¿Qué le dijeron en casa?
Me querían matar.
¿Había afición en su casa?
Sí, pero no se lo esperaban. Tenía 12 años y llegué a casa y les dije a mis padres que me había apuntado a la Escuela Taurina.
¡Dios!
(Risas) Me querían echar de casa. No me querían dejar ir.
¿Cómo los convenció?
Les dije que iba a jugar, a aprender a torear y que después me borraba de la Escuela. Los fui engañando un poco.
Quizá usted también se fue ‘engañando’.
Pues también. Empecé jugando al toro y al final lo necesito para vivir.
No hay nada más serio que un juego.
Muy serio.
Debe de ser bestial ponerse delante de un toro. ¿Cuánto pesa?
60 kilos.
¡Se enfrenta a un animal que pesa diez veces más que usted!
Sí.
¿Mira al toro a los ojos?
Me gusta verle la expresión. Creo que como las personas, reflejamos mucho con los ojos. Me gusta ir a los sorteos por la mañana y verlos. No me suelo equivocar.
El otro nombre es Marta Pérez -cirujana que lo atendió en la plaza de Cuellar-. ¿Qué le viene a la mente al escucharlo?
Si estoy aquí es por ella. Tengo que estar muy agradecido a Marta Pérez. Me ha salvado la vida, mejor dicho: Le debo la vida. Siempre estará en mí. No tengo palabras para agradecerle tanto y tanto. Si estamos hablando tú y yo es por ella.
Por último. ¿Cuál es su siguiente reto?
El reto era torear. Primero tenía que recuperar a la persona y luego al torero. Gracias a Dios estoy recuperado. Hago lo que me gusta. La vida me ha devuelto todo lo que he entregado. ¿El siguiente reto? Seguir toreando y el año que viene, si Dios quiere, presentarme como matador de toros en Madrid.
**** Manuel Diosleguarde torea el 10 de septiembre en La Glorieta dentro del programa taurino de las Ferias y Fiestas de Salamanca. El diestro salmantino comparte cartel con Manuel Ángel Perera y Leo Valadez.