Como cada año, numerosos artesanos acuden a Salamanca para mostrar sus productos en el mercado medieval organizado en el marco de las Ferias de la ciudad. Además de los más de 150 puestos de artesanía y comida, también hay otros entretenimientos para pequeños y mayores, como una muestra de métodos de tortura, o juegos tradicionales y atracciones para niños.
El mercado medieval que, como cada año acoge la Vaguada de La Palma, reúne entre el 7 y el 10 de septiembre a multitud de artesanos de diferentes puntos del país. Además de estos puestos, los asistentes podrán disfrutar diferentes espectáculos de música, teatro y animación en directo, así como degustar las gastronomías castellana medieval, andalusí o árabe.
Entre los diferentes puestos están los típicos de productos alimentarios, como quesos, miel, embutidos, dulces o bebidas. Uno de estos artesanos es Ignacio, que lleva viniendo desde Olite (Navarra) con sus magdalenas, barquillos o garrapiñados desde hace más de una década. “El de Salamanca es un ‘ferión’, esto es la Champions de los mercados medievales”, reconoce.
“Este puesto es bastante mítico por las magdalenas, que las ha probado media Salamanca, por no decir que la ciudad entera”, explica. “Tengo magdalenas rellenas de 13 sabores diferentes, pero llegué a traer hasta 30 sabores, porque al principio solo venía con magdalenas, pero ahora he ampliado a otros dulces, como los garrapiñados o los barquillos”, añade.
Siguiendo con los productos dulces, el mercado salmantino cuenta con varios artesanos que elaboran gominolas, como Juan, que viene desde Jaén. En su puesto ofrece gominolas “elaboradas artesanalmente con pulpa de fruta”, entre los diferentes sabores, las hay de mandarina, piña, fresa, mango, grosella e, incluso, “afrodisiaco”.
Dentro de los productos de alimentación menos comunes, hay algunos como fuets de sabores o cervezas e hidromiel artesanales. En el primer caso, Rodrigo indica que traen fuets desde Hellín (Albacete) “de sabores desde pimienta negra, romero, cebolla o ajo, hasta otros más originales como barbacoa, chimichurri, curry, trufa, etc.”, siendo el de trufa y el de ajo los que triunfan entre los salmantinos. Además, añade que los fuets pueden llevar el sabor “por dentro o por fuera, rebozados”.
Por su parte, César, maestro cervecero procedente de Valladolid, ha traído a Salamanca su cerveza e hidromiel artesanas. “Hacemos un tipo de hidromiel y doce tipos de cervezas, con sabores y estilos diferentes”. Entre sus creaciones, “hay de cebada, de trigo, tostada, doble malta, con ron y naranja, con cannabis…”.
No obstante, también hay vida más allá de la comida y la bebida, y es que hay otros muchos artesanos que elaboran productos muy variados. De todos ellos, un elevado número se corresponden a los tradicionales puestos de joyas y abalorios, ambientadores y hierbas aromáticas, objetos de decoración o productos elaborados con pieles y cuero.
Además, también los hay que confeccionan prendas de ropa u otros artículos. Fer y Aida, gallegos de Artesanía El Colibrí elaboran desde babuchas, gorros y manoplas, hasta bolsos, riñoneras o cartucheras. Estos artesanos destacan el éxito que tienen las babuchas y las manoplas, destacando que “los clientes valoran mucho que el producto esté hecho a mano, porque hay muy pocos artesanos, cada vez quedamos menos, y aprovechan este tipo de ocasiones” para adquirir las elaboraciones artesanales.
Otro sector importante es el de los remedios naturales y productos artesanales para la higiene corporal, como un método para depilación natural indolora. Tal y como relata Inma, estos productos los elaboran en Cantabria y consiste en “un mineral totalmente natural -cristal de silicio- que, por fricción, generan un calor que abre el poro, y el pelo cae, además de que exfolia”.
En el caso de Jose, acude desde el municipio alicantino de Onil con sus remedios y cremas naturales para diferentes males. “Esto es una cosmética totalmente diferente a lo que se vende por ahí, porque, en realidad son recetas muy antiguas de mi pueblo, en las que se ha utilizado toda la vida plantas aromático-medicinales”, comenta. En este sentido, explica que, “son recetas muy antiguas, ya que pueden tener más de 100 años, pero son muy eficaces y funcionan muy bien para dolores, circulación, respiración, piernas cansadas, dermatitis, etc.”.
Finalmente, también hay otros muchos artesanos de diferentes ámbitos, como José Carlos, un herrero que ha traído su fragua desde Segovia; o Bassam, que elabora utensilios de cocina con madera de olivo. Asimismo, hay incluso un puesto de cetrería con diferentes aves, otro de instrumentos musicales o el habitual ‘taller de monedas’ con sus míticas monedas de la suerte.
Por otro lado, el mercado cuenta con una exposición de instrumentos de tortura utilizados en la Edad Media, como la cuna de Judas, la silla del interrogatorio, la mordaza de pinchos, el sujeta-pulgares, el tenedor de los herejes, el aplasta-cabezas o el cepo metálico, también conocido como la cigüeña.
Finalmente, los más pequeños pueden disfrutar de dos atracciones medievales, como un tiovivo que funciona sin electricidad y requiere de una persona pedaleando para que los niños giren, así como una noria de madera. También hay varios juegos tradicionales, como un ajedrez gigante, o un cuatro en raya.