Las consecuencias del cambio climático son cada vez más patentes y así lo alertan los activistas climáticos, que aluden a la evidencia científica como la principal teoría que sustenta su existencia. Además, señalan los efectos que causará y está causando en la economía, especialmente en la alimentación.
“Cada vez estamos viendo que los efectos meteorológicos son más extremos, más cortos en el tiempo… Las lluvias torrenciales se intercalan con periodos de sequía brutales, nos estamos cargando prácticamente todos los cultivos y, de aquí a nada, los alimentos van a costar una barbaridad y a ser un privilegio de ricos”. Con estas palabras empieza Alejandra Anaya, de Fridays For Future, mostrando la situación que atraviesa el planeta ante la preocupante crisis climática a causa del calentamiento global.
Pese al “grave problema” que supone el cambio climático, actualmente hay una parte de población que niega su existencia y aporta todo tipo de argumentos y teorías. “Lo primero que le diría a estos negacionistas es que analicen la situación actual y que evalúen si están viviendo lo mismo que hace unos años”, señala Anaya.
“El negacionismo del cambio climático no es una afirmación razonable porque disponemos de datos científicos que avalan que sí que existe. Por tanto, no es una cuestión de creencias, sino de evidencia científica. Además, a nivel más experiencial, estamos viendo cómo las consecuencias del calentamiento global son cada vez más evidentes, tanto en otros países, como cada vez más cerca de nosotros”, añade Julia Díez, también de FFF.
En la misma línea, su compañera, que insiste en que “la población se informe y se eduque”, apunta que, “no nos inventamos que el cambio climático existe, realmente leemos informes de los científicos y expertos que ven cómo están siendo los ciclos meteorológicos, cómo se está incrementando la temperatura de los mares, cómo está afectando todo eso a la flora y la fauna…”.
Si bien “es verdad que los ciclos meteorológicos siempre han estado ahí”, Anaya aclara que, “la cuestión es que ahora están siendo cada vez más agresivos, más intensos, con espacios de tiempo más cortos entre ellos y cada vez de un carácter más anormal, muy carentes en lluvias o con precipitaciones torrenciales, que no alimentan los campos”.
Economía
El cambio climático también tendrá consecuencias en nuestros bolsillos y, “de hecho, ya las está teniendo”. “Entonces será realmente cuando nos vamos a preocupar en todos los niveles”, zanja Anaya, señalando que “donde va a afectar sobre todo es en la alimentación, independientemente de dónde hayamos nacido”. “Cada vez cuesta más sacar los alimentos adelante, hay una gran cantidad de cosechas que se están echando a perder por las sequías y lo estamos notando en el bolsillo porque, ante menos alimento, el precio sube. Sin ir más lejos, ahora tenemos el ejemplo del aceite”.
Estas consecuencias de la sequía en el campo “las notamos cuando vamos al supermercado y nos quejamos de lo caro que está el aceite, la verdura, la fruta… Pues de aquí a unos años, comer fruta va a ser de privilegiados, porque no va a haber agua suficiente. Si no podemos mantener los regadíos activos, ¿cómo vamos a consumir fruta al precio que lo hacían nuestros abuelos?”, lamenta.
Asimismo, Díez agrega que, el cambio climático “también se relaciona con otros problemas sociales y económicos que estamos viviendo”. Uno de ellos es la situación que viven en algunos países, donde “resulta insostenible vivir por las olas de calor, las sequías o la falta de alimentos”, lo que hace que muchos se vean obligados a emigrar a otros lugares.
Además, todo ello “hará que la brecha entre ricos y pobres se acentúe”, coinciden ambas, señalado que “es algo que ya se está haciendo patente”. “Ya a día de hoy no supone el mismo esfuerzo llenar la cesta de la compra para un pobre que para un rico. Pero esto se va a acentuar muchísimo más, de manera que el pobre será más pobre, y el rico más rico”.
Jóvenes y negacionistas
“Actualmente la juventud está pasando por un proceso un poco complicado. Se nos juntan tantas crisis… Ya no solo a nivel de cambio climático, sino también a nivel laboral, de estabilidad emocional… No tienen certidumbre alguna de lo que pasará en el futuro y todo esto hace que se polaricen mucho, tanto para un lado, como para el otro”, lamenta Anaya. Esto lleva a que, “en muchas ocasiones, están optando por no mirar o por ir a los extremos directamente”. Sin embargo, “sí existe un reducto de jóvenes que deciden salir a las calles, manifestarse, etc.”.
En cuanto a los negacionistas climáticos, “en general, comparten siempre el patrón de la desinformación”, “son personas que tienen la cabeza de pensamientos políticos de extremos”. Además, “si le preguntas si ha visto la gráfica de cómo se está incrementando la temperatura de los océanos -por ejemplo-, claramente no lo han visto”. “Se preocupan muy poco por el dato y más por el discurso sensacionalista”, asegura Anaya. “Buscan más el cotilleo o el chiste de, por ejemplo, ‘tú sigues a Greta Thunberg, que sepas que se paga un yate…’, que preocuparse realmente por si existen datos que respaldan el cambio climático”.
Algunos de sus argumentos son “que esto ha pasado toda la vida o que los activistas climáticos no hemos venido a reinventar la rueda”, explican. Si bien, destacan que, “últimamente ha habido muchos bulos de que somos capaces de manipular el clima, de que se están manipulando las lluvias para favorecer a unas siembras y no a otras… Y también dicen mucho que el cambio climático es una invención de las grandes empresas para ganar más dinero”.
Frente a ellos, Díez divide en dos grupos los argumentos que sustentan la existencia del cambio climático. “Por un lado, tenemos la evidencia científica de múltiples informes medioambientales que se van publicando año tras años y que van alertando de la situación de emergencia climática. Y, por otro, aludimos al hecho de ver traducida la evidencia científica en nuestra vida cotidiana, con las consecuencias climáticas que vemos producirse tanto en España como en otros países”.
**** Friday For Future organiza una concentración este 15 de septiembre a las 20.00 horas en la Plaza Mayor.