Pese a que los bolsos llevan muchos años asociados a las mujeres, cada vez son más los hombres que hacen uso de ellos. Además, desde las grandes firmas se está apostando por este cambio de tendencia. Dos expertas han explicado por qué la mayoría de los hombres no utilizan bolso, algo que se debe desde a factores históricos y prácticos como a una cuestión de género.
“Desde la antigüedad clásica hasta la época renacentista, los bolsos pequeños y utilizados para llevar monedas eran un complemento común a hombres y mujeres”, explica la analista de tendencias y consultora de moda Rosa Moreno Laorga en un artículo de S Moda en el que se aborda la cuestión del bolso masculino.
Tal y como se explica en el artículo, inicialmente, los bolsos comenzaron siendo una prenda masculina, pero pasaron de moda “hace más de 300 años”, una vez que se incorporaron los bolsillos a los pantalones. Previamente, durante muchos años eran ellos quienes hacían uso de los bolsos, ya que eran quienes llevaban el dinero y las mujeres no solían ir muy lejos de casa.
“Si observamos la evolución de la indumentaria masculina a través del tiempo, especialmente con el advenimiento de la burguesía decimonónica y dominante a partir del siglo XIX, veremos cómo en comparación con la femenina siempre ha tendido a la practicidad y a la adecuación”, apunta Moreno Laorga.
Fue a partir de finales del siglo XIX y principios del XX cuando los bolsos femeninos cobraron impulso, en parte gracias a la mayor independencia que fueron adquiriendo las mujeres. “Desde el siglo XIX los bolsos se asocian a las mujeres. Por tanto, están marcados como un complemento femenino. Para las mujeres, llevar un bolso supone simplemente ir vestidas como mujeres y poder llevar sus cosas de forma cómoda. Para los hombres, supone adoptar una prenda que resulta ‘problemática’ por estar sexuada”, explica la historiadora especializada en comunicación y moda Ana Velasco Molpeceres a S Moda.
Añade que a los hombres “lo que se les pide en el ámbito público es mejor que a las mujeres”, en referencia al maquillaje, las fragancias o los artículos de higiene femenina. “Todo eso hace que las mujeres carguen con más cosas y que el bolso les sea necesario. Los hombres solo necesitan el móvil, las llaves y la cartera. Y eso ahora, antes, solo el dinero”, zanja.
Finalmente, plantean la posibilidad de que los bolsos se acaben convirtiendo en un símbolo de liberación masculina, algo que apoyan diferentes firmas conocidas, que apoyan el uso de esta prenda por parte de los hombres. “Sin duda, la ruptura de la norma en cuanto a lo tradicionalmente femenino o masculino siempre supone una nueva visión y una clara evolución en cuanto a la percepción de los roles convencionales. Estos cambios ayudan a desterrar muchos estereotipos limitadores y dañinos”, reconoce Moreno.
Sin embargo, lamenta que “los roles de género siguen teniendo un peso clave e importante”, por lo que “siempre resulta disruptiva una imagen cuyas piezas no son las esperadas, en este caso un bolso en manos de un hombre cis herero”. Pese a ello, se muestra convencida de que “será el paso del tiempo el que naturalice el uso de este complemento en caso de que llegue a popularizarse y entrar dentro de la norma”.