Adela Villoria escribe desde hace años relatos cortos, poesía y novela. Recientemente ha publicado dos de sus obras, que recopilan varios relatos cortos acerca de vivencias del día a día. Con el fin de «remover» al lector. Durante la entrevista habla de su pasión por la literatura entre risas y anécdotas.
Por. Lucía Almaraz
¿Qué entrañan sus dos libros?
Son dos libros de relatos cortos. Aunque están editados en distinta fecha, uno es ´Con los píes en el suelo´ y el otro ´El corazón y la palabra´, pero en realidad tienen la misma línea ambos. Algunos son relatos muy cortitos, que podrían considerarse microrelatos, que tienen una extensión máxima de 100 palabras, pero yo cuando escribo no mido eso. Tratan temas habituales, que se pueden considerar como la vida normal, lo que le puede pasar a tu vecino o a ti mismo. En todos ellos hay un enfoque con un punto de vista diferente, el hecho de que eso le pase a una persona o sienta eso, lo hace especial. Son muy emocionales, tienen mucho corazón. Están escrito ahorrando muchas palabras, no hay descripciones largas para obligar a la gente cuando lo lee a que tenga que pensar, se dan cosas por entendidas, quito todo tipo de adornos, todos lo que sea posible, dado que cuento con que el lector es inteligente y le obliga a pensar sobre lo que he escrito. Al ser muy emocionales hablan desde el corazón, de emociones.
Describiría entonces su escritura como minimalista.
Bastante, sí. Por ejemplo, un escritor que, no me quiero comparar por supuesto, pero Juan Rufo que escribe muy sencillo, con pocas palabras, o por ejemplo, Carmen Martín Gaite o Miguel Delibes, muy de aquí, muy de Castilla, sin muchas alharacas, ni adjetivos.
¿Qué busca transmitir con ellos?
Quiero que se remuevan. Creo que lo consigo por lo que me dice la gente cuando ha leído los relatos. Quiero remover los sentimientos del lector, su conciencia. Hay algunos relatos que son de un orden social o de violencia, hay uno que se titula ´El monstruo´, que es de maltrato en el hogar a la mujer y a los hijos; hay otros de mendigos, de indigentes de la calle, pero que tienen su dignidad. Ese punto de vista es como una vuelta de tuerca más a las cosas que estamos acostumbrados a ver en el día a día, pero que al estar acostumbrados, no reparamos en ellas. Es como ver llover, vale llueve muchos días, pero si paras y miras la lluvia de diferente manera parece que llueve diferente.
¿Qué importancia le da a la forma?
Le doy mucho valor en mis escritos, por esa simpleza que comento, hace que el lector lo lee varias veces y me dicen que pese a ser relatos cortos, no pueden leer de seguido el libro, aunque se podría leer en una tarde. Porque el peso, la carga emocional que tienen los relatos no deja que leas cinco seguidos, aunque pudieras. Y cuando pasa un tiempo tienes que volver a ellos y le pillas matices que no habías visto antes en un primer momento. Cuando tu lees un relato de mis libros, acabas y te quedas como ´uff´, lo que ha dicho o ha querido decir, si te acercas a ese sentimiento, sabes que hay más, que después de reposarlo, eres capaz de sacar cosas nuevas.
¿Cuenta con alguna otra obra?
Tengo un libro, pero aún no está editado. Es ´El diario de Pepín´, que es el diario de mi perro (risas), desde los tres meses que lo traje a casa, adoptado, al primer año de vida conmigo. Es el punto de vista del perro, no podía ser de otra manera. Está terminado y mandado a la editorial por si les puede interesar publicarlo, si no hablaríamos de autoedición, que lo financias tú mismo.
También, tengo una novela que aún está muy incipiente, tengo parte escrita, pero no tengo el tiempo suficiente y voy escribiendo poco a poco. Al final, tendré que ponerme de lleno y unir el puzzle. Sí tiene título, que es ´Tu nombre entre la niebla´, pero todavía le queda bastante.
Volviendo al tema de la autoedición, ¿se encarga usted de la edición de sus libros?
Sí, a ver hay editoriales que ayudan, sería coedición. Con la autoedición lo haces tu todo, buscar tu depósito legal, tus registros D.R., que es lo que aparece en las primeras páginas del libro, es el número de registro que tiene una obra literaria, es particular de un libro. Como autor puedes publicar o hacerlo a través de una editorial, qué ocurre, cuando son editoriales grandes, como Planeta, no reciben autores que no sean conocidos, admiten autores digamos de renombre, esas editoriales le pagan al autor por las ventas, ponen dinero para que el autor publique. Cuando tu no eres conocido ninguna editorial arriesga dinero por ti. Hay otras que te dan determinados servicios, como los temas legales, en los que cubres algunos gastos, entonces en coedición si aportas dinero. Si es autoedición completa te encargas de todo. ´Con los píes en el suelo´ es autoedición y ´El corazón y la palabra´ es coedición con una editorial que se llama Letra Minúscula.
Qué influyó para hacerlo de esa determinada manera.
El hacer autoedición fue porque ya conocía un poco este mundo, los trámites, etc. Y quise arriesgarme yo sola. Aunque siempre hay que pagar un corrector, porque por mucho que corrijas y mires el estilo, siempre conviene que un profesional te corrija los textos, corregir no quiere decir que cambie lo fundamental de los textos. Para eso, me ayudó el haberlo hecho antes en coedición con editorial.
¿Le ha influido su profesión para inspirarse?
Hay algunos relatos que sí están relacionados con la medicina, tengo preparado un tercer libro de relatos en los que algunos tienen historias sobre las consulta. De hecho, hacemos consultas en pueblos y hablan de situaciones que me han pasado, no tal cual. Quizá me ha ayudado a fijarme en las personas. Soy médico, pero soy raro (risas), hice muchos años informes periciales para juzgados, al final he conocido a muchas personas, muchísimas circunstancias diferentes y gente que está sufriendo una enfermedad. La profesión sí me ha ayudado a acercarme a la gente con el punto de vista que yo quería. A lo mejor si hubiera sido ama de casa, con todo el trabajo que supone ser ama de casa, no habría podido tener esa opción de relacionarme con gente que sí me puede inspirar. Pero directamente tampoco son relatos, como otros médicos que escriben de ambiente de hospital, no.
Personalmente ¿Qué le aporta escribir?
Me satisface muchísimo. Yo digo que tengo que trabajar porque tengo que comer, pero realmente escribo porque tengo que vivir. Escribir me permite sentirme viva. Llevo escribiendo muchísimos años, primero escribes y luego publicas y puedes tardar mucho tiempo entre una cosa y otra, porque siempre cuando escribes tienes miedo a publicar, miedo a que te lean y que, a lo mejor, no guste. Cuando escribes realmente es pensando en que te van a leer, sino haces un diario y lo dejas en un cajón de la mesilla (risas). Cuando escribes otro tipo de cosas, poemas, relatos, novelas… También escribo poesía, me satisface muchísimo y si consigo que un relato trasmita lo que yo quiero, con las palabras que a mí me parecen adecuadas, es una satisfacción que pocas cosas me dan en la vida. Es más, cuando a lo mejor estoy agobiada en el trabajo, tengo que hacer un parón y escribir algo, un poema, un relato corto… Porque eso me permite como retomarme, como frenar y dedicar unos minutos para mí, porque los necesito.
Respecto a la presentación del lunes, ¿cómo se siente?
No es la primera presentación que tengo, ya he hecho algunas muy emotivas, por ejemplo, en agosto presenté en mi pueblo, yo soy de Lumbrales, los presenté allí que aún no lo había hecho y fue muy emotivo. Pero Salamanca no deja de ser mi ciudad, siempre he vivido aquí me resulta muy emocionante e importante. Y en el Casino, en Salamanca, el poder darme a conocer… Hay mucha gente que aunque tengas un trabajo, conozcas gente, esto de escribir es como una doble vida, entonces hay personas que conozco por otros motivos que no saben que escribo, por ejemplo, mis vecinos no sabían que escribía (Risas). Entonces, hacerlo público en Salamanca es como ese destaparse con gente que no lo sabían y ahora pueden y verán otra faceta. Esto es como los que tienen un estreno de teatro que siempre tienes el hormiguillo. (Risas)
¿Cómo animaría al público a ir al Casino a ver su presentación?
Si quieren emocionarse vayan. En la presentación leeré alguno de los relatos. Son relatos fáciles de leer, aunque no se tenga mucha afición a la lectura, es sencillo y te van a remover, nadie se queda indiferente. Y, es necesario leer. Yo tengo la necesidad de escribir, pero tengo la necesidad de que lean. Los lectores son fundamentales para la cultura porque si no hay lectores, ¿para qué sirve hacer literatura? En realidad, puede parecer que el protagonista es el escritor, bueno lo soy en el momento en el que tengo una presentación de mis libros, pero la realidad, en esencia, la finalidad de los libros son los lectores. Yo he sido una lectora empedernida toda mi vida, pero hay que ser primero lector para luego poder escribir, y gracias a los lectores hay gente que escribe.
¿Le gustaría hacer alguna reivindicación?
En Salamanca, no se le da importancia a los autores locales y somos muchos, y no se les da la importancia que deben tener, por ejemplo, en el Día del Libro, o el Día de autores locales y, en general de cultura, pero se debería hacer sobresalir los autores que somos de Salamanca, capital y provincia o de Castilla y León.
Adela Villoria presenta el lunes 25 sus obras, Con los píes en el suelo y El corazón y la palabra, en el Casino a las 20:00 horas.
2 comentarios en «“Trabajo para comer y escribo para vivir”»
Magnifica entrevista para una gran escritora de nuestra Salamanca. No faltaré a la cita. Siempre se aprende de sus relatos.
Bella Adelaaa