El hábito de morderse las uñas, denominado como onicofagia, es un trastorno muy común entre la población, muy difícil de dejar, pero que supone una serie de riesgos para la salud. Además, esta costumbre, que en realidad se trata de un signo de ansiedad, puede afectar a cualquier edad.
La onicofagia, como se conoce a la costumbre de morderse las uñas, es un trastorno más serio de lo que puede parecer y se debe a una combinación de diferentes factores emocionales. Algunos de ellos son preocupación, ira, aburrimiento, excitación o tristeza. En la mayoría de los casos, quienes se muerden las uñas asocian este hábito como algo placentero y relajante.
Este es uno de los motivos que lleva a morderse las uñas, pero hay otros muchos más. Un estudio realizado en EEUU halló relación entre este hábito y el historial familiar, comprobando que un tercio de quienes se mordían las uñas tenían algún familiar que hacía lo propio. Otra investigación, publicada en el ‘Journal of Behaviour Therapy and Experimental Psychiatry’, indicaba que aquellos que tienen mayor facilidad para irritarse o enfadarse debido a su actitud perfeccionista se calman al morderse las uñas. Finalmente, la Asociación Americana de Psiquiatría considera este hábito como un síntoma del desorden obsesivo-compulsivo.
En cuanto a los problemas de salud que puede causar la onicofagia, aunque no hay riesgos graves, se considera, sobre todo, una práctica poco higiénica. Esto se debe a que, el hecho de llevarse constantemente las manos a la boca favorece la adquisición tanto de virus como de bacterias, que pueden dar lugar a infecciones. Además, morderse las uñas puede generar halitosis (mal aliento).
Por otro lado, la onicofagia también causa daños en el esmalte de los dientes y problemas en la articulación de la mandíbula, que puede acabar generando dolores al masticar. Si bien, especialmente da lugar a daños en la cutícula y el tejido de las uñas que, en caso de afectar a la matriz de la uña, se trata de una alteración irreversible.
Finalmente, de cara a dejar a un lado este hábito tan perjudicial, el primer paso consiste en detectar los momentos en los que el paciente se muerde más las uñas. Posteriormente, debe interiorizar conductas que le ayuden a realizar otras acciones en ese tipo de situaciones. Por último, es fundamental cuidar y cortar bien las uñas, ya que tenerlas siempre bien cortadas puede ser una forma de disuasión.