Tres escritores, Ricardo Martínez Llorca, salmantino, Ben Clark, ibicenco, y Román Piña, mallorquín, departiendo animadamente sobre Una heroína intergaláctica, la última novela de Román Piña que se presentó en Letras Corsarias ante un público entregado que se lo pasó muy bien, porque entre los tres se notaba la sintonía, la admiración y camaradería.
A Ricardo Martínez Llorca y a Román Piña les une que son de la misma generación y a Ben Clark que lo que cuenta la novela de Piña sucedió cuando él estaba casi en pañales, porque el protagonista de Una heroína intergaláctica relata las vicisitudes de un adolescente de 14 años, viviendo en un correccional y con miedo a qué pasará cuando por fin abandone la niñez para adentrarse en la madurez.
Martínez Llorca preguntó durante la intervención a bocajarro: “¿De qué género estamos hablando? La novela es de anti aprendizaje. El protagonista suelta la frase del mundo es una mierda. Es una expresión existencialista bajada al barro. No es una novela de iniciación, porque el protagonista no quiere crecer. Es adolescente y quiere ser Peter Pan”, comparte el escritor salmantino.
La novela trascurre en 1980 y Román Piña se ha sumergido con precisión en el ambiente que se vivía en esos años, donde la calle era una ‘habitación’ más de las casas, la que está lejos de las miradas de los progenitores, porque el ensayo y error de los experimentos vitales se hacían sentados en un banco en el parque. Por eso, el protagonista de la historia de Piña es a la vez un héroe y un antihéroe.
La presentación tuvo su momento pugilístico cuando Ben Clark y Ricardo Martínez Llorca dijeron que el protagonista era un ser antipático que les había caído fatal. Román Piña, cual padre de la criatura, desarmó a sus ‘contrincantes’ de una manera inesperada. “¿Cómo construyes un personaje antipático? La única respuesta que se me ocurre es que este libro es para mujeres, porque ellas quieren abrazarlo y a vosotros os cae mal”.
(Carcajada).
Otro momento especial ocurrió ya al final de la presentación, cuando Román Piña leyó una de las páginas del libro. Se emocionó y paró la lectura hasta recomponerse. Eran las reflexiones de un niño de 14 años preguntándose en qué momento sus padres habían dejado de quererlo y ofrecía las posibles causas de este desamor con frases como:
Un día dejan de atender nuestros deseos por las noches…
Un día levantamos los brazos para parar su bofetada y les damos el primer susto.
Les hemos hecho demasiado daño por crecer.
No nos quieren por feos, pero lo somos por dentro. Nos avisaron y no los quisimos creer.
Una heroína intergaláctica adentra al lector en la nostalgia de la infancia y la rebeldía contra un mundo incomprensible. Repleto de ironía y del sentido del humor, la rabia y las reflexiones de un joven de 14 años cuando tiene 14 años. El autor se adentra en la mente de un adolescente y vive esa babel hormonal.