La semana pasada volvieron a arrestar a un hombre en la casa de Pinto (Madrid). Ya se le había acusado otras veces por distribuir pornografía infantil, pero en esta ocasión fue más allá. El detenido había agredido sexualmente a su propia hija, además de ofrecerla a terceros para mantener relaciones sexuales, por lo que entró en prisión provisional.
“Es el bebé más pequeño que he visto en mi pantalla en dos décadas de trabajo”, según Eduardo Casas, subinspector de la Unidad Central de Ciberdelincuencia.
La policía recibió la alerta de que un hombre de 25 años con antecedentes por distribución de pornografía infantil estaba compartiendo estos vídeos. La inquietud de los investigadores se acrecentó cuando descubrieron que había tenido un bebé hace poco.
En 2022 se produjo la segunda detención del hombre y le requisaron el móvil. La verdad salió a la luz gracias a su teléfono: dos vídeos ocultos desvelaron la violación del padre a su hija. Además, había conversaciones donde ofrecía a su bebé a otros pedófilos, pero se opusieron a ello por ser demasiado pequeña.
Por el momento, el arrestado puede tener una condena de hasta 25 años de prisión por poseer y distribuir pornografía infantil y por agresión sexual, que se agrava por ser la víctima menor de 16 años y ser su hija.
