Dice Tao Te Ching “que conocer a los demás es sabiduría y conocerse a sí mismo, iluminación”- A la iluminación se llega sabiendo que estamos dormidos y alcanzando la consciencia del despertar. La falta de esta consciencia es la causa de todos nuestros males. Casi siempre estamos en otra parte: la que nos señala el móvil, que nos arrastra a vivir programados y condicionados.
Cuánta razón tenía D.Miguel cuando decía que otra obra de misericordia era “despertar al dormido”. No nos conocemos a nosotros mismos, estamos muy dispersos y ocupados en cosas exteriores, enredados y durmiendo alejados de nuestro propio conocimiento. Hoy día nos esclavizan los mil caminos que nos sacan de nosotros mismos y no alcanzamos a vislumbrar el único que nos adentra en nuestro interior.
Y es que para ser felices siendo nosotros mismos son precisos el abandono y el desasimiento. Lo contrario del acaparar y almacenar. Necesitamos ser conscientes de lo verdaderamente importante de nuestras vidas, aquello que nos define y nos lleva a abrir los ojos y la mente concentrándolos en lo esencial de nuestras personas por encima de ensoñaciones, caretas y llamadas del entorno social.
Hay publicadas encuestas que confirman que gran parte de nuestras horas estamos inconscientes, sin vivir nuestros presentes, sin trabajar aquello de que solo se vive una vez. Nos dejamos manipular por los que nos rodean, dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a tareas inútiles y cansinas que solo nos proporcionan la infelicidad del dinero. Nos pasamos la vida dormidos.
Lo importante del despertar es caminar no hacia el cambio de circunstancias o de amores sino hacia nuestro yo. “Somos nosotros quienes hemos de cambiar para no estar lejos del conocimiento y de la realidad que no podemos controlar…” (Antonio Gala). Así nuestro mundo mejorará cuando nosotros mejoremos avanzando en nuestra consciencia y en la gestión de nuestras emociones.
Despertar no solo cada mañana entre las sábanas sino sobre todo a lo largo del día. Hacer huecos de silencio, de contemplación, de atención plena, de escucha y diálogo con aquellos que amamos. Programar espacios para no hacer nada: pasear, respirar, sentir los paisajes como realmente son, estar más tiempo con los que hacemos el viaje vital.
Así descubriremos la importancia de esa inteligencia espiritual que todos tenemos en potencia y que desarrollada nos revelará el sentido del universo, el significado más profundo de nuestras personas y de este mundo. Ella nos despertará a la auténtica iluminación, nos explicará el misterio y la unidad de cuanto existe.
Así alcanzaremos la paz interior, el gusto de vivir, la empatía con la condición humana- Y nos ejercitará en el desasimiento –de tantas materialidades- y en el abandono de nuestras falsas seguridades y roles sociales que no nos llenan ni satisfacen . Iluminar, despertarse de nuestras zonas oscuras para clarearlas con comprensión y misericordia.
Afirma el Dalai Lama que “La esencia de la vida espiritual y de la iluminación está formada por nuestros sentimientos y actitudes hacia los demás”. Quizá para alcanzar nuestros despertares habrá que tener más presentes a los que nos rodean o tratamos de servirles voluntariamente.
Como en todas las ocasiones solo el amor auténtico nos mantiene activos y despiertos. Solo el amor nos ilumina y plenifica.
Amemos pues…
Moncho Campos
Teléfono de la Esperanza
1 comentario en «Despertares»
Qué acierto!