El pueblo salmantino con un oficio sostenible que viene de la Edad Media

David Luengo es uno de los cesteros de Montemayor del Río
David Luengo, en su taller de cestería en Montemayor del Río

El municipio salmantino de Montemayor del Río es quizá el pueblo con mayor cantidad de cesteros de castaño de España. Uno de los nueve que aún quedan en activo es David Luengo, quien a sus 47 años continúa con este oficio, ligado al pueblo desde la Edad Media, y defiende la continuidad del mismo. Sin embargo, reconoce que el principal problema inconveniente que puede acabar con ello es la falta de relevo generacional.

Este artesano aprendió el oficio de la cestería de su padre y, tal y como explica en una charla con La Crónica de Salamanca, es ya la cuarta generación de su familia en la cestería, “que conozcamos”, apunta. “Me he dedicado siempre a ello, desde que era un niño tuve contacto con este mundo y, después, una vez que acabé los estudios, me dediqué a ello profesionalmente, seguí aprendiendo, me independicé y monté mi propio taller. Y hasta ahora, que sigo trabajando en ello”, afirma con orgullo.

Luengo es uno de los cesteros que aún se mantienen en activo en Montemayor del Río, un municipio que, entre sus más de doscientos habitantes, cuenta con nueve artesanos dedicados a la cestería del castaño. “En España, cestero de castaño hay en algunas zonas, pero con la cantidad de artesanos como aquí, creo que no hay ningún sitio”, asegura.

¿En qué consiste este oficio?
El oficio de cestero tiene varias partes. La primera y casi principal es cuidar y criar el castaño para obtener la materia prima con la que poder hacer los cestos. Esto se hace en el monte, cada artesano trabajamos nuestra propia materia prima, procedente de nuestros castaños. Hay que dedicarle mucho tiempo a los árboles para tener una buena materia prima, hay que cuidarlos, hay que limpiarlos, después se corta la madera y se hace cuatro partes -lo que llamamos cuarteo, de donde obtenemos las fibras.
Por otro parte está la producción, construir el cesto como tal, que consiste en ir trenzando las fibras que hemos sacado del tronco del castaño.

¿Cree que tiene futuro?
Como trabajo, uno se puede ganar la vida con ello y, además, ahora mismo tiene un mercado que demanda esta producción. El problema es que el relevo está complicado, porque es un oficio que no tiene mucho tirón entre los jóvenes. Entonces, el futuro por esa parte lo veo un poco complicado si no cambia la situación y no hay jóvenes que tomen el relevo de los que actualmente trabajamos en esto.

Hay varios cesteros en Montemayor del Río, ¿por qué está tan ligado este oficio al pueblo?
Realmente no sé el motivo concreto, pero sí que es verdad que tenemos el pueblo rodeado de castaños, que es la materia prima que se utiliza para hacer los cestos, y ese monte lleva siglos… Además, es algo que viene de muy antiguo, se cree que la cestería comenzó a trabajarse en Montemayor del Río en la Edad Media.

¿Qué productos fabrica?
Tenemos una extensa gama de modelos y de tamaños en cestos que, además tienen infinidad de usos. Produzco desde cestos pequeñitos para el pan o para poner las pinzas, adornos como unas flores, fruta… hasta más grandes para la leña al lado de la chimenea, para poner la ropa de planchar…

Varios de los cestos elaborados por David Luengo

¿Qué diferencia a sus productos de los que se hacen de forma industrial?
Básicamente la calidad que tienen. El producto artesano se fabrica con mimo, se hace al detalle y se dedica mucho tiempo para ello. Además, la durabilidad y la resistencia es mayor que en un producto más industrializado.

¿A qué tipo de clientes van dirigidos sus productos?
Tanto yo como el resto de compañeros que trabajan la cestería de castaño en Montemayor, trabajamos principalmente al por mayor. Tenemos ya una clientela de tiendas, comercios de regalos, de artesanía, etc. que venden nuestros productos en otros lugares de España o, incluso, el extranjero, así como mayoristas que los distribuyen.

Comentaba anteriormente que producen su propia madera. Entonces, su oficio también ayuda a mantener limpio y cuidado el monte…
Totalmente. Como dicen ahora, eso de ‘sostenible’, nuestro oficio es muy sostenible, porque cuidamos el monte, cuidamos el árbol, nos servimos de su madera, pero seguimos cuidándolo para que vuelva a generarla y no se deteriore. Para sacar un buen producto es esencial tener una buena materia prima.
En este sentido, es un oficio bastante beneficioso para la naturaleza. Aparte, quien venga a Montemayor, cuando vea la panorámica del pueblo, podrá apreciar la riqueza natural que tenemos aquí. Y parte fundamental es gracias a los cesteros del castaño.

¿Artesano se nace o se hace?
Las dos cosas son compatibles. Hay que nacer, pero, también a quien le guste, se puede ir forjando y aprendiendo. Además, este es un oficio en el que hay que aprender mucho, y eso es algo que se va haciendo a lo largo de los años. No te quedas estancado, cada día aprendes una cosa nueva.

El taller de cestería de David Luengo

¿Se valora lo suficiente lo hecho a mano?
Algunos quizá no lo valoran lo suficiente, o puede parecerles un producto más caro. Pero, otros muchos sí que lo aprecian y valoran todo el trabajo que hacemos los artesanos.
Además, por ejemplo, yo tengo abiertas las puertas del taller a todos los que quieran venir a conocer este oficio, y cuando vienen y les explico el proceso, valoran aún más nuestro trabajo, porque realmente tiene bastante laboriosidad. Entonces, a lo mejor por el desconocimiento de todo lo que implica lo artesano puede haber gente que no lo valore, pero, cuando se conoce, creo que todo el mundo al menos debería decir que es algo que requiere mucho trabajo.

¿Cuál es el futuro de la artesanía?
Creo que ahora está en auge otra vez y se están retomando y volviendo a potenciar estos oficios, y quizá tenga una nueva oportunidad para relanzarse y volver. Pero, para ello también son importantes las nuevas formas de artesanía, con nuevas técnicas, diseños, etc., que están dando un punto de modernidad, algo que quizá le hace falta para poder seguir existiendo.

¿Y de la cestería?
El futuro de nuestra cestería es incierto, sobre todo por la falta de relevo generacional que, a día de hoy, prácticamente no existe. Entonces, es un problema que puede acabar con ella, aunque estamos intentando que no ocurra.

David Luengo elaborando un cesto artesanal

¿Si muere la artesanía mueren los pueblos?
Pues seguramente que, al menos una parte sí… En el caso concreto de Montemayor del Río, no sé si totalmente, pero sí que una gran parte del pueblo moriría, porque esta es una tradición de muchas familias y de mucho tiempo que, si se pierde, sería perder parte del alma del pueblo.

¿Por qué se debería mantener todo esto?
Porque la artesanía o los pueblos como tal son parte de las raíces de nuestra civilización. En los pueblos se guardan muchas esencias de arraigo cultural que se han ido transmitiendo de generación en generación, tanto en artesanía, como en folklore o en cultura de cualquier otra índole, como forma de la sabiduría popular y, por ello, los pueblos son importantes para la civilización actual, aunque ahora no se aprecie tanto.
La forma de haber llegado hasta aquí ha sido en base a toda esa tradición que nos han transmitido de atrás, y es importante que se siga transmitiendo y que no se pierda.

1 comentario en «El pueblo salmantino con un oficio sostenible que viene de la Edad Media»

  1. Animo David, a seguir promocionando el mayor recurso de Montemayor para la sostenibilidad tradicional de las familias en el lugar.

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