El embrague es una parte esencial del coche, por ello, hay que cuidarlo como se merece ya que un fallo en su funcionamiento podría suponer un peligro en las carreteras. Para adelantarse a estas situaciones de riesgo, existe un truco infalible que permite averiguar si se va a estropear.
Aunque lo habitual es que el embrague sea reemplazado entre los 150.000 y 175.000 kilómetros, lo cierto es que esto va a depender del uso o la calidad que le brinde cada uno.
Por tanto, hay que estar al tanto en todo momento para saber cuándo está a punto de romperse.
Así pues, el truco para anticiparse a una eventual avería consiste en detener el vehículo en un espacio llano y seguro como un aparcamiento vacío.
A continuación, hay que embragar para meter las marchas largas, que son la quinta o la sexta. En el caso de que la pieza esté en perfecto estado debería calarse de inmediato, pero si esto no sucede quiere decir que el embrague está diciendo ‘adiós’ y hay que cambiarlo cuanto antes.