A un amigo mío que es de cumplir las leyes, racionalizar el consumo y aboga por que haya más control en las fronteras, le ha salido un hijo “vamping”. Ya saben, el fenómeno ese que atrapa en el usar de noche los artilugios electrónicos (móvil, tableta, pc, etc.). Dice que está enganchado a ellos hasta que de madrugada se cae de sueño. Jo!, si siendo él de ordeno y mando le ha ocurrido a uno de los suyos, rezo porque no le ocurra a uno de los míos, que soy blando y tolerante.
Tres de cada cuatro, hacen porque las cosas no se pongan peor que están. Y mira que los hay que protestan hasta porque el sol calienta y se tiran de los pelos porque no les toca la lotería. De verdad, al paso que vamos, estar conformes será una casualidad. Lo que uno cree genera derechos, otro piensa va contra la Constitución y a quienes recogen la caca de su perro los hay que les llaman guarros. En serio, la vida es maravillosa, pero hemos de estar preparados para que nos tiren de las orejas y asumamos haya que poner cara de resignación y consolarnos pensando, que peor sería nos dieran con un mazo en la cabeza.
No nos lo ponen fácil y para que lo pasemos sin atragantarnos nos recomiendan ver una serie en televisión, vídeos en YouTube y oír música en Spotify, que facilitan la producción de serotonina para que nos tranquilice y durmamos de un tirón sin sentirnos extraños en nuestra propia casa y no nos entren dudas sobre la pertenencia a una civilización milenaria en la que suceden cosas de una ramplonería que eres incapaz de explicarte qué está pasando.
La verdad, sigo creyendo que la razón gobierna el mundo, pese a que lo virtual esté sustituyendo a la realidad, se consulte en Google la diferencia entre entusiasmo e indiferencia, algunos cobren de lo que se obliga a pagar a otros y porque no te tomen por pesimista, aceptar que perdiendo se aprende y toda mudanza es una oportunidad para mejorar.
Manuel Rodríguez Barba
Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor