[dropcap]E[/dropcap]l 29 de septiembre de 1985 comenzó el Congreso Internacional de la Música. Asistieron 250 musicólogos entre los que se encontraban los más reconocidos del mundo. Su título lo decía todo: “España en la Música de Occidente”. Estuvo organizado por el Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento de Salamanca. Fue una de las actividades programadas por el Gobierno de España con motivo del Año Europeo de la Música, y contó con los auspicios del Consejo de Europa.
Se organizaron actos netamente salmantinos como la inauguración de la escultura dedicada al músico Gombau, introductor de la música dodecafónica en España, realizada por Venancio Blanco y de la que doy más pormenores en otro lugar de estas memorias. La Orquesta Sinfónica de Bilbao, dirigida por Enrique García Asensio, interpretó música de Gombau ante un público entregado, y el Ayuntamiento y la Diputación restauraron a su costa el órgano de Salinas. Datado en el siglo XVI, se trata de un realejo transportable, adquirido y usado por Salinas, profesor de música de la Universidad de Salamanca y amigo de Fray Luis de León. La recuperación del órgano costó dos millones y medio de pesetas. Se le encargó la restauración a la empresa Arrizabalaga, de Les Franqueses del Vallés, Barcelona. Recuperaron el mueble y el teclado, del que quedaban 145 piezas, tuvieron que hacer nuevas otras 375.
La Universidad editó un disco de Sebastián Vivanco, músico del siglo XVII. El concierto con el restaurado órgano de Salinas llenó la Catedral Vieja de congresistas y de público salmantino deseoso de oír la música de un órgano que por desidia y abandono había estado a punto de perderse para siempre. Salamanca tiene algunos órganos históricos que esperan su recuperación: el de la capilla de Anaya, considerado como el más antiguo de España, el de San Martín y el de Sancti Spiritus, por citar solamente tres de los más conocidos.
El órgano de Salinas, que hizo sonar magistralmente el organista sevillano Enrique Ayarra, no tenía atril para sostener las partituras. No era necesario, es un instrumento musical diseñado para ser tocado por un ciego, a veces montado en un carro tirado por bueyes para acompaña las procesiones que desfilaban por las calles de Salamanca. Salinas, catedrático de la Universidad de Salamanca, regentó la cátedra de música. Esta cátedra comenzó reinando Alfonso X el Sabio y perduró hasta el siglo XVIII. Fue suprimida por Carlos IV. Antes del concierto, el catedrático de Música de la Universidad, Dámaso García Fraile, pronunció una conferencia.
También intervinieron en el congreso el Trío Eulalia Solé, la Orquesta Sinfónica de Valladolid, el Conjunto Barroco Zarabanda y el organista Enrique Ayarra, que tuvo el honor de tocar por primera vez el recién restaurado órgano de Salinas. Un recital de canto interpretado por la soprano Ana Higueras fue otro de los atractivos musicales del acontecimiento celebrado en Salamanca. Inauguró el congreso el ministro de Cultura, Javier Solana, y lo clausuró el presidente de la Junta, Demetrio Madrid. Las sesiones se celebraron en el aula Francisco Salinas del edificio histórico de la Universidad de Salamanca. Fue tanto el público asistente que la organización tuvo que instalar un circuito cerrado de televisión en el aula Miguel de Unamuno para seguir las ponencias e intervenciones.